Ensayos fotográficos (museos, galerías y calles)

Muestro esta vez diez fotografías relacionadas con el arte. Tienen como marco algún museo o alguna calle de la ciudad de París. He utilizado el programa Lightroom, de Adobe, para procesarlas y crear ciertos efectos que enfaticen algunas cualidades de la imagen. Espero que les gusten. Nota: haga click sobre las imágenes para apreciar los detalles.

Fachada Pompidou
Fachada Este del Centre Pompidou
Dynamo Esfera suspendida
Esfera suspendida, Grand Palais.
Pintor Place du Tertre
Pintor en la Place du Tertre
Mona Lisa 01-Editar-Editar
Buscando a la Mona Lisa, Museo del Louvre.
Pintor en la Acera
Artista sobre la acera
Figuras Humanas
Figuras sobre blanco, Centre Pompidou.
Silla de Ruedas
Tela voladora, Gran Palais.
Dynamo Color Rooms - copia
Cuartos de Color, Gran Palais.
Branly 03
Arte australiano, Museo Quai Branly.
Orangerie 02-Editar
Les Nymphéas, de Monet, Orangerie.

 

Ignorancia botánica

No me había dado cuenta. Al paso de los años, mi jardín se ha convertido en un lugar de gran belleza y de una biodiversidad extraordinaria. Quizá sea la envidia del mismísimo Jardin des Plantes, de París (línea 5 del Metro, estación Austerlitz, saliendo hacia la mano izquierda, siempre mirando hacia el Sena). Sí, aquel creado en 1635 por Luis XIII y que sirviera de campo de observación a destacados científicos botánicos de cuyos nombres no me acuerdo por el momento. Así que decidí salir a tomar algunas fotografías de él (de mi jardín, no de Luis XIII), sobre todo de algunas plantas que me parecen especialmente bellas. El problema es que era de noche y no pude obtener ni una foto decente. Así que decidí hacerlo la mañana siguiente.

Fue una mañana productiva, con cientos de fotografías en la memoria de mi cámara. Pero a la hora de organizar mi álbum, caí en la cuenta de que desconocía los nombres de las plantas. La idea de etiquetarlas «Planta # 1», «Planta # 2» no era muy atractiva. La materia de Botánica siempre la aprobé en la tercera oportunidad (y haciendo uso de “acordeones”). Solía confundir las fanerógamas con las angiospermas. La única diferencia que alcanzaba yo a distinguir era que las primeras pertenecen a la categoría de las esdrújulas. Tomé entonces la decisión de pedir ayuda a dos destacados académicos: Jorge Brash y José Luis Martínez Suárez. Ambos escritores, poetas y traductores, con una amplísima cultura. Pero no se crean, a veces también trabajan y producen algunos conocimientos de cierta utilidad.

A continuación presento algunas de las fotografías que tomé en mi jardín (las de la mañana, porque las de la noche están muy oscuras). Debajo de cada una de ellas aparecen las muy útiles notas que me proporcionaron amablemente los dos académicos mencionados.

IMG_20140727_192706Aquí mostramos estos pensamientos de Pasoladrillo, conocidos tan solo por unos cuantos botánicos de Ginebra, los cuales ingresaron recientemente (en el invierno de 2013-2014 para ser exactos o casi) en la nómina florística con el elocuente nombre de Vapensiero verdinensis. Nota: Nos referimos a las flores que aparecen atrás, fuera de foco.

IMG_20140727_192722La edición de 1753 del Species Plantarum de Carlos Linneo no hace mención alguna a la Tucusita heptámera cuyo perfume atrae al chupamirto para encontrar una dulce muerte por asfixia. Se adornan con flores iridiscentes y en noches inhóspitas (cuando no encuentra uno ningún hospital disponible) –y por breves instantes– es cuando se puede observar la inflorescencia en los sitios más sombríos de pueblos y ciudades.

IMG_20140727_192731He aquí el majestuoso gordolobo del Macuiltepetl (Lupus macroventris), de inconfundible aroma casi más bien parecido al de la lima pero mucho más diferente.

IMG_20140928_191001Nada más adecuado que fotografiar en los días de canícula la vistosa inflorescencia romboidea de la Cervantea complutensis, o la insólita flor de una sola noche y fuliginosos pétalos a la que el propio Lineo bautizó como Lucifera tenebrae. Cabe hacer notar que la flor de noche no aparece pues la fotografía fue tomada durante el día.

IMG_20140913_121004La Droppinea waterensis, como su nombre lo indica, suele atrapar pequeñas gotas de agua por la mañana, cuando éstas se encuentran descuidadas. Quizá la cualidad más extraordinaria de esta flor es que cuando nadie la mira es de color azul.

IMG_20140928_190833Una ausencia en el influyente legado linneano es la espectacular y antediluviana Meliorchus xiquensis. Paleontólogos reportan que servía de adorno en las sienes de las coquetas diplodocas (y uno que otro diplodoco de orientación difusa) y que ahora sólo en instantes de la alta noche o apenas despuntando la alborada llevan en ofrenda las meretrices semi-vírgenes a la Santa Magdalena. No dice nada de esto la BBC ni la National Geographic, ni Radio UV.

IMG_20140928_191224Esta es la fenomenal Dracunla titanium xalapensis que existe únicamente en Xalapa. Crece abundante (especialmente las tardes sabatinas y todo el domingo) en los alrededores de la Plazuela del Carbón. Su perfume a cálido fuyul es una absoluta aventura hedonista. Lamentablemente, no hay manera de llevarla a casa, so pena de sufrir expulsión humillante con todo y flor.

IMG_20140930_170038Quicius visagrensis es el nombre de esta planta que suele crecer al pie de las puertas que conducen a habitaciones donde haya una gran cantidad de libros y tratados sobre botánica.

Este ha sido un recorrido mínimo por el jardín de mi casa. Aquí hemos descubierto algunas especies que no habían sido identificadas en los principales catálogos botánicos del mundo. Debemos estar pendientes porque en el próximo número de Acta Botanensis, del Instituto de Ciencias Naturales de Tatatila, aparecerá un artículo donde se dará cuenta de casi 423 especies nuevas de fanerógamas acuáticas de la región. Es obvio que tales especies no las consignara el sabio Linneo porque le faltó tropicalidad.

Impresiones de París: el Centro Pompidou, parte II

Hace algunos años, solía frustrarme cuando tomaba fotografías en los museos: quería que las obras aparecieran solas, libres de seres humanos a su alrededor.  Lograrlo, en lugares tan visitados como el Louvre o el Centro Pompidou, requiere de mucha paciencia y, por tanto, de mucho tiempo. Afortunadamente, me di cuenta de que si quería una imagen, «sin interferencias», de una pintura de Picasso o de Monet, lo mejor era obtenerla del propio sitio del museo en Internet. Pero poco a poco me di cuenta de que las obras de arte adquieren su verdadera dimensión en relación con los observadores. Y esto cambió mi perspectiva de la fotografía en estos espacios. En esta entrada trato de mostrar gráficamente lo que quiero decir.

Vouz aimez?, de Gerard Fromanger, y Lizes, de Andy Warhol.
Vouz aimez?, de Gerard Fromanger, y Lizes, de Andy Warhol.
Escultura sofá.
Escultura sofá.
Muros Colores
Muros de color.

Aprendí la simbiosis obra-observador una vez que quise tomar la foto de la Mona Lisa, de Leonardo da Vinci. Era imposible, pues había cientos (literalmente) de personas tratando de hacer lo mismo. Lo único que conseguía eran imágenes llenas de turistas con sus cámaras y celulares en alto para registrar, al menos, la prueba de que estuvieron a unos cuantos metros de la Gioconda. Pero una vez en casa, revisando las imágenes en la computadora, me di cuenta que no sólo tenía una imagen del cuadro, sino muchas a través de las pantallas de las cámaras de los visitantes. Y esto decía más que el cuadro solo. Desde entonces, las personas son parte de las escenas… la mayoría de las veces.

L'Aubade, de Pablo Picasso.
L’Aubade, de Pablo Picasso.
De nuevo, L'Aubade, de Picasso.
De nuevo, L’Aubade, de Picasso.
Niñas mirando fotografías.
Niñas mirando fotografías… o Niña rascándose la espalda.

La otra cuestión, aparte de componer una escena y tomar la fotografía, es procesarla. Con todos los adelantos de la manipulación digital, ahora es posible no sólo compensar y corregir la luz, el contraste y el color de la foto, sino también alterar prácticamente todos los parámetros que determinan sus cualidades como imagen. Es ahí donde entra en juego una segunda fase de la creatividad que va más allá de la recreación “fiel” de lo que el ojo vio. La alteración y la distorsión son parte del juego fotográfico, y eso es lo que aquí trato de mostrar a partir de la obra de verdaderos artistas de la luz… con el debido respeto.

Composition, de Sonia Delaunay... con madre e hija.
Composition, de Sonia Delaunay… con madre e hija.
Azuyl I, de Joan Miró
Azul I, de Joan Miró… éste sí, solito.
Crane de mort, de Jerémy Porte.
Crane de mort, de Jerémy Porte.
Pasillo con escultura al fondo.
Pasillo con escultura al fondo.
We stopped just here at the time, de Ernesto Neto.
We stopped just here at the time, de Ernesto Neto.
Ay cucliste, de Jean Helion.
Au cycliste, de Jean Helion.

Nota: En el procesamiento de las fotografías se utilizaron los programas Lightroom 3.6 y Photomatix Pro 4.2.6. De click en las imágenes para ampliarlas y ver los detalles con la lupa (+). Todas la fotos tienen Copyright.

No resistí a tomar esta foto del cuidador. ¿Ya vio su expresión?
No resistí a tomar esta foto del cuidador. ¿Ya vio su expresión?

Impresiones de París: el Centro Pompidou, parte I

Comienzo una serie de entradas que he titulado Impresiones de París (à la Monet), en las que narraré algunas experiencias de mi última visita a esta maravillosa ciudad de 12 millones de habitantes, que anualmente es visitada por un número de extranjeros que equivale a 4 veces su población (¡uff!). Los temas a tratar serán diversos, pero con un inevitable sesgo hacia las artes, pues París es una ciudad donde han prosperado hacia todas direcciones. Acompañaremos estas impresiones con las imágenes captadas por mi cámara, una Nikon D7000. Comenzamos con el Centro Pompidou.

El defensor del tiempo. (c) Arturo Guillaumín T. 2013.
El defensor del tiempo. © Arturo Guillaumín/2013.

Antes de visitar el Centro Pompidou, nos dimos una vuelta por el Barrio del Reloj (Quartier de l’Orloge), sólo para ver el reloj que le da nombre: El defensor del tiempo. Este es obra de Jacques Monastier: una escultura mecánica de cobre y acero, con una altura de cuatro metros y peso de una tonelada. El defensor lucha contra los elementos tierra, mar y aire, representados por bestias salvajes (un dragón, un ave y un cangrejo) que atacan al aproximarse cada hora, con el acompañamiento de sonidos de terremotos, tempestades y huracanes. A las 14:00 y a las 18:00, el defensor  vence a los tres, lo cual no deja de ser un alivio.

Fuente Igor Stravinsky. (c) Arturo Guillaumín/2013.
Fuente Igor Stravinsky. © Arturo Guillaumín/2013.

La plaza Igor Stravinsky (compositor y director ruso) se encuentra a unos metros del Centro Pompidou y su atracción principal es la fuente del mismo nombre, con un conjunto de 16 esculturas con movimiento, diseñadas por Jean Tinguely (*). Cada una de ellas representa una obra del músico, quien se nacionalizó francés y vivió largos periodos en París. Por cierto, vivió una temporada en una casa de Coco Chanel, con quien tuvo un tórrido romance, en un periodo que coincidió con el lanzamiento del célebre perfume Chanel 5. Sobre este affaire hay ya una película: Coco & Igor. Mientras el estreno en París, el 29 de mayo de 1913, de La consagración de la primavera ocasionaba un verdadero alboroto en el público (a punto de quemar el teatro, con todo y compositor adentro), Coco Chanel, quedaba embelesada por las agresivas disonancias y la atrevidísima coreografía de Nijinsky. Sin duda, este concierto puso en movimiento la música del siglo XX.

Fachada oeste del Centro Pompidou. (c) Arturo Guillaumín/2013.
Fachada oeste del Centro Pompidou. © Arturo Guillaumín/2013.

El Museo Nacional de Arte Moderno de Francia es mejor conocido como el Centro Georges-Pompidou. Aunque en sentido estricto esto no es muy preciso, porque el Centro también alberga la Biblioteca Pública de Información y el Instituto de Investigación y Coordinación Acústica/Música. Situado en el barrio Beaubourg, el Centro Pompidou es en sí mismo una obra de arte arquitectónica de dimensiones impresionantes. Este edificio se terminó en 1977, y fue diseñado por los arquitectos Richard Rogers y Renzo Piano, con una concepción vanguardista que, entre otras cosas, lo hace aparecer como una radiografía: sus escaleras mecánicas, ascensores, ductos de aire, agua y electricidad están a la vista. Esto permitió crear grandes espacios interiores de gran flexibilidad para la exposición de sus obras: un acervo de más de 44 mil piezas.

Terraza de las esculturas. (c) Arturo Guillaumín/2013.
Terraza de las esculturas. © Arturo Guillaumín/2013.

Las colecciones permanentes (que se renuevan cada 18 meses) están situadas en los niveles cuarto y quinto. En el cuarto se exhiben obras (pinturas, esculturas, instalaciones) de 1961 a la fecha, y en el quinto, obras de 1905 a 1960. En las demás plantas se encuentran la biblioteca, el centro de investigación, y el Forum, que cuenta con un centro de artes escénicas para danza, teatro y música, un cine y un taller de arte para niños. Por supuesto, el edificio remata con una cafetería y un restaurant con una excelente vista de la ciudad.

Terraza y Escaleras CGP
Terraza y escaleras del Centro Pompidou. © Arturo Guillaumín/2013.

(*) Jean Tinguely, pintor y escultor suizo, famoso por sus «máquinas escultura» o arte cinético. Por medio de sus obras, Tinguely satirizó la sobreproducción sin sentido de bienes materiales en la sociedad industrial del siglo XX.

NOTA: Recomiendo dar click en cada imagen para ver los detalles con la lupa de aumento. Todas las fotografías tienen Copyright.

Fotografías surrealistas

En su libro Dreamscapes. Exploring Photo Montages, André Gallant describe una técnica muy interesante para crear fotografías que denomina «paisajes oníricos surrealistas» (surreal dreamscapes), lo cual suena un poco redundante. El procedimiento consiste en la combinación de una imagen perfectamente enfocada y nítida con otra fuera de foco y borrosa de la misma escena. Es de esta manera como se obtienen colores saturados y resplandecientes (incluso con una especie de aura de luz) que dan a este tipo de montajes esa apariencia como de sueño.

Estudio en Blanco y Negro 02
Estudio en blanco y negro # 2. (c) 2012 – Arturo Guillaumín T.

Para lograr este tipo de efecto, se necesita una cámara con lente réflex, preferentemente con un telefoto o zoom, lo que permite un mayor control de la profundidad de campo. También es indispensable un tripié para poder fotografiar dos veces la misma escena. La primera fotografía debe estar en foco y sobreexpuesta dos pasos de diafragma (f). La segunda toma debe estar desafocada, con el lente en su máxima apertura (generalmente entre f2.8 y f5.6) y sobreexpuesta un paso. La sobreexposición es importante para compensar la pérdida de luz a la hora de sobreponer las dos fotos.

Flores Deslavadas 01
Flores azules. (c) 2012 – Arturo Guillaumín T.

Para esta primera prueba coloqué una vasija de vidrio rojo con flores sobre una pequeña mesa de madera en el patio de la casa. Tomé, siempre con tripié, diez pares de fotografías. Muestro aquí sólo tres resultados: dos a color y uno en blanco y negro. Con esta sencilla y preliminar experimentación veo que la técnica ofrece una ilimitada variedad de posibilidades que incluyen, entre otros parámetros, el grado de desenfoque de las segundas tomas y el manejo del zoom (alejar o acercar). La cámara es una Nikon D7000, con un lente zoom de 18-105mm.

La Flor Amarilla 01
La flor amarilla. (c) 2012 – Arturo Guillaumín T.

Creo que sería muy interesante (y desafiante) utilizar este tipo de técnica de montaje para el manejo de retratos. Aquí el problema se centraría en un esfuerzo adicional por parte del sujeto, hombre o mujer, para mantener la misma posición por al menos unos 30 segundos (en lo que se hacen los ajustes necesarios en la cámara). Quizá sea la próxima tarea fotográfica. En cuanto a las fotos que aquí expongo, recomiendo dar click sobre ellas para apreciar los detalles (se tomaron en formato RAW, para obtener los mejores resultados).

Dreamscapes

El fotógrafo André Gallant, en su libro Dreamscapes. Exploring photo montages (André Gallant Books, 2004), expone cuatro formas para producir lo que él denomina paisajes oníricos: técnica compuesta, técnica especular, técnica surrealista y técnica cruzada. Así que comencé por la primera, que consiste en combinar dos imágenes que no tienen relación alguna entre ellas, por ejemplo una con textura y otra con paisaje.

Margaritas.

Tenía dos caminos a elegir. Una, en la que se toman dos fotos distintas y se combinan mediante un programa de edición en la computadora. Otra, que consiste en sacar ambas fotografías mediante una doble exposición en la cámara y editar el resultado como una sola imagen. Elegí esta segunda vía. En ambas utilicé como objetos plantas que estaban a la mano en el jardín. Los resultados están a la vista con estas dos fotografías de doble exposición.

Palmas

Recomiendo dar click sobre la imagen para ver los detalles mediante la herramienta de lupa (+). En una próxima entrada expondré los resultados de la técnica surrealista que, a juzgar por el portafolio de Gallant, produce resultados verdaderamente espectaculares. La cámara utilizada fue una Nikon D7000, con un lente zoom de 18-105 mm. Para la edición utilicé Lightroom 3 y Color Efex Pro 4.

Bajo la gran pirámide del Louvre

El Palacio del Louvre, con más de ocho siglos de historia, es no sólo un hito en el ámbito museográfico, con una de las colecciones de arte más importantes del mundo. También es una muestra de audacia arquitectónica. De fortaleza medieval para defender a París de las incursiones vikingas, el lugar se convirtió en sede del poder político como un edificio de estilo renacentista. En 1989, sobre el patio central (Cour Napoleón) que comunica las alas Richelieu, Denon y Sully, se construyó la impresionante pirámide de cristal y tubos de acero inoxidable, obra del arquitecto I. Ming Pei.

Bajo la gran pirámide del Louvre. (c) 2011 Arturo Guillaumín T.

Si bien la pirámide no hizo la menor gracia a la mayoría de los parisinos hace 23 años, ahora se enorgullecen de ella, y hoy es tan famosa como la Torre Eiffel o el Arco del Triunfo. Muestro aquí una fotografía tomada en el verano de 2011, con una Nikon D7000. La foto fue procesada con el programa Lightroom 3. Pueden dar click sobre ella para apreciar los detalles con la lupa que aparece con el signo (+) … y apreciar algunas mini-escenas curiosas dentro de la amplia escena… ¿puede ver al niño que se esconde de sus papás?

De macros, focos suaves y solarizaciones

Recién adquirimos una cámara pequeña, pero con una buena resolución (16 megapixeles), con la intención de llevarla de viaje y poderla deslizar por todas partes y tomar fotos en museos y galerías donde esté prohibido hacerlo. Pero también para tomar fotografías instantáneas, al vuelo, sin que los sujetos-objetos se den cuenta… o se den cuenta demasiado tarde. Me sirve de referencia e inspiración (nada menos que) Henri Cartier-Bresson, con su pequeña Leica de 35mm. «La roja, la roja», dijo Tere. Y la roja fue: una Nikon Coolpix S 9300. Ligera y con una amplia gama de modos para fotografiar. Así que aquí están las primeras pruebas.

Acercamiento a planta suculenta

Lo primero consistió en ver sus capacidades de macro, de acercamiento a los objetos, prueba que pasó muy bien frente a diversas flores y plantas de nuestro jardín, incluyendo la planta suculenta de enormes hojas que aparece arriba retratada (y cuyo nombre ignoro). Después, repasar sus funciones y trucos (automatizados) para combinar aperturas y velocidad y poder así aventurarnos en algunos experimentos con el foco suave, los contrastes y la saturación de los colores. Por supuesto, siempre con la ayuda de un buen programa para procesar las imágenes, en este caso LightRoom 3.

Ensayo con foco suave con globos en el parque
Ensayo # 2 con globos en el parque
Jarochas abanicándose

Las dos primeras fotos de arriba fueron tomadas después de las 8 de la noche, en el parque, y las otras dos fueron sacadas en interiores. Tratándose de una cámara de «apuntar y disparar» (point and shoot), la desventaja que supone no poder tener el control completo de la apertura, la velocidad del diafragma y la profundidad de campo, se (medio) compensa con la posibilidad de lograr fotografías ágiles, frescas e improvisadas al momento. Aquí abajo, un experimento de solarización (inversión de tonos) para rematar. La cámara pasa la prueba… por ahora.

Experimento con solarización.

Texturas

Para más precisión, las coordenadas son: 19° 25’ 32.91” N  96° 41’ 39.83” O. Desde allí fotografié el cañón que corre unos 160 metros debajo del nivel donde estaba parado. Me encontraba en el predio llamado “Magdala”, no en honor al lugar bíblico (que en arameo significa «torre») donde habría nacido María Magdalena, sino para honrar la memoria de la madre de las dueñas de este privilegiado mirador natural.

Cañón 01

Como se puede apreciar, la panorámica es impresionante. Pero algo que también atrajo mi atención fueron los restos de un árbol muerto. Yo podría jurar que hace apenas un año era un majestuoso saguaro (Carnegiea gigantea), pero no me lo crean: la memoria a veces me juega algunas bromas pesadas. Así que decidí tomar unas fotografías (unas 40 más o menos) de los restos, con el fin de registrar las bellas texturas producidas por el sol, el viento, el agua y los animales.

Textura 01
Textura 02

No pude resistir la tentación de combinar dos fotografías en una sola imagen: una del cañon y otra del tronco del árbol. El resultado me parece interesante pues se juxtaponen paisaje, flores, arbustos y la textura leñosa del árbol muerto. Si quieren apreciar mejor los detalles, pueden dar click sobre la foto para ampliarla.

Yuxtaposición de texturas

Finalmente, otra vista del cañón, utilizando una técnica distinta para procesar la imagen. Esta vez con cólores más vívidos y claros.

Cañón 02

El Cuarto Azul

En 1901, Pablo Picasso inició su «periodo azul» con una pintura que tituló «The Blue Room» (El Cuarto Azul). En esa época solía reflejar la miseria humana en forma de mendigos, prostitutas y alcohólicos, a quienes representaba con figuras ligeramente alargadas. El color azul impartía a esas pinturas un toque de inexpresable melancolía.

The Blue Room, de Pablo Picasso

Yo no estoy comenzando ningún periodo azul, pero sí tengo una fotografía que he titulado «El Cuarto Azul». La tome en un salón del Museo Carnavalet, situado en el barrio Le Marais en París, después de experimentar profunda frustración al saber que el museo Picasso (situado a unos cuantos pasos del Carnavalet) acababa de comenzar una etapa de remodelación de dos años.

El Cuarto Azul

Por supuesto, ese azul que se ve en la fotografía no es natural. Lo hice «virando» la foto a ese color y dándole otros toques «artísticos». El resultado: no estoy seguro, pero me gusta. Por supuesto, puede dar click sobre la imagen y ver algunos detalles interesantes,  como el pequeño cuadro de una mujer con velo, o el respaldo de las sillas.