24 Preludios y Fugas, Op 87, de Dimitri Shostakovich

Disfruto mucho de la música clásica. Y si hay algo que supere ese gusto es, precisamente, mi falta de conocimientos sobre ella. Se trata de una deficiencia de graves proporciones, sobre todo cuando intento compartir mis gustos con los demás. Es decir, ¿cómo ir más allá de un variado juego de calificativos?, ¿cómo transmitir, al menos en parte, la riqueza y las complejidades que la música encierra? Esto se debe a dos cuestiones relacionadas. Una, no me he comprometido seriamente con el aprendizaje formal de instrumento alguno (apenas conocimientos elementales de la guitarra y el piano). Otra, la falta de lecturas en temas como apreciación y teorías musicales, historia de la música, vida y obra de compositores, etc. Mea culpa.

Así que aquí estoy, tratando de escribir sobre las impresiones que me han causado los 24 Preludios y Fugas, Op 87, de Dimitri Shostakovich (1906-1975). Esta obra fue inspirada por el estudio de la música de Johann Sebastian Bach (1685-1750), en particular del Clavecín bien Temperado. No siguió la progresión por semitonos utilizada por Bach (do, do sostenido, re, re sostenido…), sino por el círculo de quintas, lo cual le permitió a Shostakovich celebrar su propia creatividad, al margen de las restricciones políticas y sociales prevalecientes en la U.R.S.S. Los 24 Preludios y Fugas fueron escritos en 1950 y 1951, poco después de que entró en vigor el Decreto Zhdanov, que prohibía toda manifestación artística que no estuviera en alineación con las ideas del Partido Comunista, esto es, las ideas de Stalin. Por ello, la mayor parte de las obras de Shostakovich no podían ser tocadas en la Unión Soviética. Sus trabajos mayores fueron escritos esencialmente para el «cajón del escritorio», para mejores tiempos. Sú única fuente de ingresos en esos años fueron sus composiciones para películas soviéticas.

Dmitri Shostakovich en 1935
Dmitri Shostakovich en 1935

Stalin designó a Andrei Alexandrovich Zhdanov la tarea de elaborar una lista de los principales infractores quienes, con sus obras, «traicionaran» los ideales del pueblo soviético y de su partido. Por supuesto, nadie quería estar en la lista, pues no se trataba de una lista de premios, sino de exterminación. El mismo Shostakovich nos dice en sus memorias póstumas: «Todo tenía significado aquí, tu posición en la lista, por ejemplo. Si estabas en primer lugar, podías considerarte muerto. Si estabas al final, había algo de esperanza». Más adelante agrega: «Mi nombre estaba en primer lugar, y el de Prokofiev en segundo» (Shostakovich, 2006: 146). De hecho, Shostakovich vivió permanentemente con la idea obsesiva de que de un momento a otro iban a ir por él. Siempre mantenía una pequeña maleta con un poco de ropa, para cuando llegara ese momento.

Dmitri Shostakovich
Dmitri Shostakovich

Shostakovich asistió en julio de 1950 a las celebraciones del bicentenario de la muerte de Johann Sebastian Bach, en la ciudad alemana de Leipzig. Allí participó, con invitación de última hora, en la ejecución del Concierto para Tres Pianos en Re menor, de Bach. Allí quedó profundamente impresionado con el talento de la joven pianista Tatyana Nikolayeva, quien se convirtió en el catalizador para su ciclo de Preludios y Fugas Op. 87, compuesto entre octubre de 1950 y febrero de 1951. En el verano de 1952, Nikolayeva argumentó, exitosamente, a favor de la obra de Shostakovich ante las autoridades soviéticas, quienes aprobaron su publicación y posterior estreno el 23 y el 28 de diciembre por la propia Tatyana. No obstante, pocas veces los Preludios y Fugas fueron tocados completos, quizá debido a que su duración total rebasa las dos horas y 20 minutos. De ahí que en aquellos años y décadas se solían tocar sólo algunas selecciones, a discreción de cada solista. Pero a partir de mediados de la década de los 80 los pianistas han seguido el ejemplo de Nikolayeva y presentan el ciclo completo. ESta es la única manera de disfrutar y percibir la grandeza, profundidad y libertad creativa de esta obra, escrita en un tiempo y un espacio donde estas cualidades estaban prohibidas.

Referencias

Shostakovich, Dmitri. (2006). Testimony: the memoirs of Dmitri Shostakovich (as related to and edited by Solomon Volkov). Pompton Plains (New Jersey: Limelight Editions. Obra publicada por primera vez en 1979.

CD: Shostakovich, Dimitri (2000). 24 Preludes and Fugues, Op 87. Pianista: Konstantin Scherbakov. Canadá: Naxos. 2 CDs.

Rita Levi-Montalcini

“Es como si se quedara dormida. No, no estaba enferma. Solo se ha apagado, como puede apagarse una existencia larga y laboriosa, que fue feliz sobre todo en los momentos de trabajo”, dijo a un diario italiano Piera Levi-Montalcini, sobrina de la gran científica Rita Levi-Montalcini, premio Nobel en 1986. Nacida en la ciudad de Turín en 1909, contaba con 103 años de edad cuando murió el pasado 30 de diciembre. Estudio en el Instituto de Anatomía y se especializó en el sistema nervioso, hasta que las leyes impuestas por Mussolini, que impedían estudiar a los judíos, la obligaron a trabajar en la clandestinidad. Ella, junto con Stanley Cohen, descubrió el factor de crecimiento de las células nerviosas, lo que le valió el Nobel en Medicina.

Rita Levi-Montalcini
Rita Levi-Montalcini

Rita Levi descubrió que el cerebro humano goza de gran plasticidad neuronal y, a pesar de la muerte de neuronas, encuentra nuevos caminos para continuar sus funciones si es siempre estimulado y mantenido “ilusionado y activo”. Según sus propias palabras, “mi cerebro ya tiene un siglo pero no conoce la senilidad. El cuerpo se me arruga, es inevitable, ¡pero no el cerebro!.” Esta frase ya es marca registrada de esta científica que hizo de su dormitorio un laboratorio para continuar estudiando e investigando cuando las leyes fascistas la expulsaron de los claustros académicos.

En su libro El as en la manga, la científica afirma que el cerebro es el as en la manga  que tienen los humanos para aprender a jugar con acierto en la vejez. Según Rita Levi, “Aunque mueran neuronas, las restantes se reorganizan para mantener las mismas funciones, ¡pero para ello conviene estimularlas! Y nosotros mismos debemos ayudar a hacerlo, manteniendo el cerebro ilusionado, activo, haciéndolo funcionar para que nunca se degenere.” Es decir, nunca dejar de hacerse preguntas y de emprender nuevos proyectos.

Rita Levi-Montalcini.
Rita Levi-Montalcini.

En 1994 creó una fundación que ha presidido hasta su muerte, dedicada a prestar ayuda para la educación, a todos los niveles, de mujeres jóvenes, especialmente en África. Se inspiró, como tan bien describe en su libro Las pioneras, en “las mujeres que cambiaron la sociedad y la ciencia a través de la historia”. Sus únicos méritos, decía, han sido la “perseverancia y el optimismo”. Nunca se jubiló y trabajó hasta el último día de vida. Siempre se mantuvo alejada de la inacción, el desencanto y la desmotivación. La vida y obra de Rita levi-Montalcini constituye una lección para nuestros jóvenes, que buscan la fórmula del éxito rápido y fácil, en un mundo globalizado y mercantilizado que hoy presenta muestras irrefutables de su inviabilidad.

Fotografías surrealistas

En su libro Dreamscapes. Exploring Photo Montages, André Gallant describe una técnica muy interesante para crear fotografías que denomina «paisajes oníricos surrealistas» (surreal dreamscapes), lo cual suena un poco redundante. El procedimiento consiste en la combinación de una imagen perfectamente enfocada y nítida con otra fuera de foco y borrosa de la misma escena. Es de esta manera como se obtienen colores saturados y resplandecientes (incluso con una especie de aura de luz) que dan a este tipo de montajes esa apariencia como de sueño.

Estudio en Blanco y Negro 02
Estudio en blanco y negro # 2. (c) 2012 – Arturo Guillaumín T.

Para lograr este tipo de efecto, se necesita una cámara con lente réflex, preferentemente con un telefoto o zoom, lo que permite un mayor control de la profundidad de campo. También es indispensable un tripié para poder fotografiar dos veces la misma escena. La primera fotografía debe estar en foco y sobreexpuesta dos pasos de diafragma (f). La segunda toma debe estar desafocada, con el lente en su máxima apertura (generalmente entre f2.8 y f5.6) y sobreexpuesta un paso. La sobreexposición es importante para compensar la pérdida de luz a la hora de sobreponer las dos fotos.

Flores Deslavadas 01
Flores azules. (c) 2012 – Arturo Guillaumín T.

Para esta primera prueba coloqué una vasija de vidrio rojo con flores sobre una pequeña mesa de madera en el patio de la casa. Tomé, siempre con tripié, diez pares de fotografías. Muestro aquí sólo tres resultados: dos a color y uno en blanco y negro. Con esta sencilla y preliminar experimentación veo que la técnica ofrece una ilimitada variedad de posibilidades que incluyen, entre otros parámetros, el grado de desenfoque de las segundas tomas y el manejo del zoom (alejar o acercar). La cámara es una Nikon D7000, con un lente zoom de 18-105mm.

La Flor Amarilla 01
La flor amarilla. (c) 2012 – Arturo Guillaumín T.

Creo que sería muy interesante (y desafiante) utilizar este tipo de técnica de montaje para el manejo de retratos. Aquí el problema se centraría en un esfuerzo adicional por parte del sujeto, hombre o mujer, para mantener la misma posición por al menos unos 30 segundos (en lo que se hacen los ajustes necesarios en la cámara). Quizá sea la próxima tarea fotográfica. En cuanto a las fotos que aquí expongo, recomiendo dar click sobre ellas para apreciar los detalles (se tomaron en formato RAW, para obtener los mejores resultados).

Take five

La expresión en inglés take five es una forma abreviada de decir take a break for five minutes, que puede traducirse como «tomar un breve descanso» (no literalmente cinco minutos). En la década de los sesentas, posiblemente alrededor de 1966, escuché por primera vez la pieza «Take Five», con el cuarteto de Dave Brubeck (1920, Concord, California), escrita por el saxofonista Paul Desmond. El nombre de la composición no hacía alusión a tomar descanso alguno, sino al inusual ritmo en que estaba escrita: 5/4. Grabada en 1959, «Take Five» se convirtió en un éxito masivo no sólo en los Estados Unidos sino prácticamente en todo el mundo. Dave Brubeck falleció hoy, un día antes de cumplir 92 años, camino a un hospital de Connecticut.

20121205-dave-brubeck-306x-1354727632
Dave Brubeck. (c) David Renfern/Redferns

Recuerdo bien el álbum en el que venía «Take Five», Time Out, con una original portada en la que se mostraba una pintura a la Joan Miró, del diseñador Sadamitsu Fujita. ¿Quién no recuerda «Three to get ready» o «Blue Rondó a la Turk»? El inusitado éxito del álbum entre un amplio público fuera del mundo del jazz pudo haber sido interpretado como el resultado de un conjunto de piezas confeccionadas para el éxito comercial. Nada más alejado de la realidad. En él, Brubeck puso a prueba su formación en música clásica, sus dotes en la improvisación y el dominio de ritmos no convencionales. Basta decir que hoy se considera al nivel musical de otro álbum aparecido en ese mismo año de 1959: Kind of Blue, de Miles Davis. Ni más ni menos.

De puentes, candados y meseros

Posiblemente los mismos parisinos no sepan cuándo comenzó todo. Al comienzo, la aparición de los candados fue casi imperceptible. Pronto, se dejaron sentir como una declaración multitudinaria al mundo. En una de las ciudades más bellas del planeta, un número creciente de visitantes dejaban pequeños candados unidos a los barandales de los puentes más simbólicos de la ciudad.

Lo que en un principio era un acto discreto y un tanto subversivo, después se volvió un ritual que se realizaba a plena luz del día. Las parejas se retrataban frente a sus candados o grabando el momento cuando tiraban las llaves al río Sena. Son dos los puentes donde se ha concentrado esta actividad: Pont de l’Archevêché (Puente del Arzobispo) y Pont des Arts (Puente de las Artes), ambos cerca de La Cité (exacto, la isla donde comenzó todo).

El Pont des Arts, donde Oliveira frecuentemente se encontraba con La Maga (Lucía), en la célebre nóvela de Julio Cortázar: Rayuela. Allí nos confía: «Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos. Oh Maga, en cada mujer parecida a vos se agolpaba como un silencio ensordecedor, una pausa filosa y cristalina que acababa por derrumbarse tristemente, como un paraguas mojado que se cierra».

En una ocasión, las autoridades municipales, ante lo que para ellas era una actividad vandálica en contra de la integridad arquitectonica del paisaje parisino, cortó los alambres de los barandales para quitar todos los candados. En unas cuantas semanas aparecieron candados de todos los tamaños, formas y colores posibles, multiplicados en forma inusitada. No se volvió a insistir en la medida.

Este curioso ritual expresa la fantasía o deseo del amor eterno, de tener a la otra persona al lado para siempre. Y ciertamente esta práctica ha prendido en otras ciudades como expresión de pasión: Seúl, Budapest, Roma y Tokio. Pero el símbolo del candado como el ideal del amor ha sido cuestionado. Como declaró un mesero de un restaurant cercano, cuando fue cuestionado acerca de esta práctica: «El amor verdadero consiste en querer la libertad del otro, y esto incluye la libertad de dejarnos. El amor no tiene que ver con posesión o propiedad». Sea lo que sea, nosotros vamos a dejar nuestro candado el verano próximo. Estos meseros.

Dreamscapes

El fotógrafo André Gallant, en su libro Dreamscapes. Exploring photo montages (André Gallant Books, 2004), expone cuatro formas para producir lo que él denomina paisajes oníricos: técnica compuesta, técnica especular, técnica surrealista y técnica cruzada. Así que comencé por la primera, que consiste en combinar dos imágenes que no tienen relación alguna entre ellas, por ejemplo una con textura y otra con paisaje.

Margaritas.

Tenía dos caminos a elegir. Una, en la que se toman dos fotos distintas y se combinan mediante un programa de edición en la computadora. Otra, que consiste en sacar ambas fotografías mediante una doble exposición en la cámara y editar el resultado como una sola imagen. Elegí esta segunda vía. En ambas utilicé como objetos plantas que estaban a la mano en el jardín. Los resultados están a la vista con estas dos fotografías de doble exposición.

Palmas

Recomiendo dar click sobre la imagen para ver los detalles mediante la herramienta de lupa (+). En una próxima entrada expondré los resultados de la técnica surrealista que, a juzgar por el portafolio de Gallant, produce resultados verdaderamente espectaculares. La cámara utilizada fue una Nikon D7000, con un lente zoom de 18-105 mm. Para la edición utilicé Lightroom 3 y Color Efex Pro 4.

¿La cantante calva?

Para quienes somos fanáticos de Cecilia Bartoli (Roma, 1966), la portada de su nuevo album, Mission, ha sido motivo de una experiencia traumática (yo apenas me estoy reponiendo). Sobre todo cuando uno está acostumbrado a regocijarse no sólo con las dotes musicales de esta extraordinaria mezzosoprano, sino también con sus otras dotes: pizpiretos ojos oscuros, cuerpo generoso -como debe ser el de las cantantes italianas-, y abundante y salvaje cabellera.

La Bartoli con piano

La Bartoli, hija de cantantes profesionales, se ha especializado en la interpretación de obras de compositores tan conocidos como Mozart, Rossini y Puccini, pero también de otros menos conocidos o injustamente olvidados. Para ello dedica una buena parte de su tiempo a andar hurgando, desenpolvando y leyendo/descifrando documentos, libros y partituras en bibliotecas, archivos y oscuras iglesias. Es decir, es una investigadora entusiasta y consumada.

Su último trabajo está dedicado a la interpretación de obras de uno de esos compositores olvidados: Agostino Steffani (1654-1728). Steffani es un personaje «curiosísimo», según nos cuenta la Bartoli, del que se sabe muy poco aunque todo es «jugoso»: había sido cantor, probablemente un castrato, y después compositor operístico de mucho éxito en Alemania, diplomático para la Santa Sede, obispo titular, nuncio apostólico en la Corte protestante del Norte, y urdidor de matrimonios reales, involucrado, quizá, en… espionaje y asesinato…

Cecilia frente al espejo.

En su investigación encontró copias de sus óperas en la Ancient Academy of Music de Londres y en la Biblioteca Nacional de Viena y descubrió algo realmente sorprendente: que estaba frente a un «pre Haendel» o a un «pre Bach». Esto la llenó de la energía suficiente para recuperar una música que ella describe como «espiritual sin ser necesariamente sacra», así como «dulce, virtuosa, cósmica, trascendental y de una gravedad inexplicable». Ya metida en el chisme de hurgar vidas ajenas, leyó sus cartas y le pareció que era una buena idea ahondar en una vida paradójica y de grandes contrastes.

El resultado de todo esto, además del nuevo CD de Cecilia Bartoli, es una novela de misterio de su amiga la escritora norteamericana Donna Leon, basada en la vida de Steffani, Las Joyas del Paraíso, la cual, seguramente, pronto será una pelicula de enorme éxito. Como no quise dejarlos en suspenso respecto a la portada de Mission, aquí abajo la he insertado. ¿No es para impresionarse? Sea como sea, recomiendo la compra de este CD, que viene profusamente ilustrado y con mucho material que leer sobre este trabajo artístico y musicológico de la Bartoli.

Portada de Mission.

Bajo la gran pirámide del Louvre

El Palacio del Louvre, con más de ocho siglos de historia, es no sólo un hito en el ámbito museográfico, con una de las colecciones de arte más importantes del mundo. También es una muestra de audacia arquitectónica. De fortaleza medieval para defender a París de las incursiones vikingas, el lugar se convirtió en sede del poder político como un edificio de estilo renacentista. En 1989, sobre el patio central (Cour Napoleón) que comunica las alas Richelieu, Denon y Sully, se construyó la impresionante pirámide de cristal y tubos de acero inoxidable, obra del arquitecto I. Ming Pei.

Bajo la gran pirámide del Louvre. (c) 2011 Arturo Guillaumín T.

Si bien la pirámide no hizo la menor gracia a la mayoría de los parisinos hace 23 años, ahora se enorgullecen de ella, y hoy es tan famosa como la Torre Eiffel o el Arco del Triunfo. Muestro aquí una fotografía tomada en el verano de 2011, con una Nikon D7000. La foto fue procesada con el programa Lightroom 3. Pueden dar click sobre ella para apreciar los detalles con la lupa que aparece con el signo (+) … y apreciar algunas mini-escenas curiosas dentro de la amplia escena… ¿puede ver al niño que se esconde de sus papás?

4′ 33″, de John Cage

Este mes de septiembre, el día 5 para ser exactos, se celebraron los 100 años del nacimiento del músico, compositor, teórico musical, poeta y pintor John Cage (1912-1992). Cage fue una figura destacada del movimiento avant garde y uno de los músicos estadounidenses más influyentes del siglo XX. Pionero de la música aleatoria y electrónica, así como en el uso de instrumentos no convencionales.

Una de sus obras más conocidas es 4′ 33″. El título alude a su duración: 4 minutos con 33 segundos. Ha sido interpretada por innumerables solistas, ensambles y orquestas del mundo. Yo, por supuesto, tengo mis preferencias de interpretes tanto de solistas como de sinfónicas. ¿Cuál es la suya?

Abajo hay dos ligas a Youtube. La primera, la obra de John Cage con orquesta sinfónica y la segunda con piano solo. Estoy seguro que, después de escucharla, querrán adquirir un CD.

http://www.youtube.com/watch?v=zY7UK-6aaNA&feature=related

http://www.youtube.com/watch?v=JTEFKFiXSx4&feature=related

Ha muerto un sabio

Hoy, lunes 10 de septiembre, a las cinco de la mañana, falleció Ernesto de la Peña (1927-2012) en su cama. El escritor, lingüista, estudioso de las religiones y poeta había recibido este año la Medalla Mozart y el Premio Menéndez y Pelayo. Un hombre con una capacidad extraordinaria para aprender idiomas: treinta y tres en total, incluyendo el árabe, el chino y el sánscrito.

Ernesto de la Peña.

Su enorme curiosidad lo llevó a estudiar las religiones y fue una autoridad enorme acerca de lo que hay después de la vida. Sus largos años de estudio lo llevaron a concluir de que todo termina en esta vida. Que no hay más allá. El enigma es: ¿con qué se habrá encontrado hoy?