Naturaleza, innovación y otra universidad

La sustentabilidad… hasta en la sopa

Si le preguntáramos a la gente qué relación existe entre sustentabilidad e innovación educativa, probablemente la mayoría de las personas no sabría que decir. Sin embargo, este cuestionamiento, aparentemente trivial, podría resultar muy productivo. Por ello vamos a apuntar algunas ideas acerca de cómo una noción de sustentabilidad puede ayudarnos a repensar la educación, nuestras escuelas y universidades. Pero primero hay que reconocer un gran problema: la sustentabilidad se ha puesto de moda por todas partes, ¿no es cierto? No hay discurso del ámbito político o educativo que esté completo si no se invoca al “desarrollo sustentable” o a la “sustentabilidad”. Como si a fuerza de repetirlos se pudiera resolver la crisis ambiental.

Definir el desarrollo sustentable como aquel que busca “satisfacer las necesidades de las sociedades presentes sin disminuir las posibilidades de que las generaciones futuras puedan atender sus necesidades”, en realidad no ayuda mucho. ¿Por qué? Porque no ofrece ningún criterio objetivo para guiar nuestras acciones, y tampoco está fundado en conocimientos científicos. En otras palabras, es una atractiva y pegajosa frase llena de buenos deseos. De ahí que se nos haga creer que separando la basura, reciclando cosas, sembrando arbolitos y creando azoteas verdes estemos en vías de lograr la tan deseada sustentabilidad. Nada más alejado de la realidad.

Otra manera de ver la sustentabilidad

Si quisiéramos construir una definición de sustentabilidad, no sólo más científica sino al mismo tiempo más útil y práctica, tendríamos que observar cómo funcionan los ecosistemas y cómo se ha organizado la vida a lo largo de 3 900 millones de años de evolución en la Tierra. La buena noticia es que esto ya lo han hecho los científicos desde los más diversos campos del conocimiento: física, química orgánica, biología evolutiva, teoría de sistemas complejos, ecología, etc. El lector seguramente se pregunte por qué entonces no hemos adoptado una visión de sustentabilidad así. Bueno, porque hay poderosos intereses económicos que se verían amenazados seriamente con una visión científica de la sustentabilidad. Pero no nos vamos a detener por ahora a describir cómo esos intereses se verían afectados.

Cuando hablamos de sustentabilidad estamos aludiendo a la capacidad de los ecosistemas para mantenerse a sí mismos por largos periodos de tiempo, incluso en términos de miles de años. Sin necesidad de entrar en complicaciones teóricas, podemos referirnos a un principio natural, tan simple como bello, y que constituye el fundamento de la sustentabilidad: la naturaleza hace lo que hace con lo que tiene a la mano, a temperatura ambiente y a presión ambiente. Es decir, un bosque para existir no necesita “importar” materiales de otra parte del planeta, sino que todos sus procesos metabólicos y de transformación de la energía los realiza con lo que está cerca. Es decir, la sustentabilidad se construye localmente. Si pensáramos detenidamente sobre esta “obviedad” podríamos, por ejemplo, rediseñar las carreras universitarias (economía, arquitectura, urbanismo, ingenierías, etc.) a partir de este principio generador.

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Green School en Bali: Una increíble arquitectura en bambú.

La naturaleza como inspiración para la educación

Si reflexionamos acerca de esta otra manera de concebir la sustentabilidad, podemos llegar a tres conclusiones muy interesantes. Primero, la recuperación de la importancia del ámbito local (que se perdió con la globalización) y de sus procesos autónomos de producción y transformación de materia y energía. Segundo, la importancia de la eficiencia energética, a diferencia de nuestra economía derrochadora e ineficiente y de una cultura basada en la posesión y en el consumo. Tercero, algo que se deriva de lo anterior: la autonomía alimentaria. ¿Se imaginan una educación universitaria fundada en estos aspectos?

 Una educación basada en la sustentabilidad puede constituir una oportunidad para reconstruir las bases ecológicas, económicas y simbólicas a partir de un conocimiento profundo de lo local. Desde las escuelas (primarias, secundarias, prepas) y las universidades se podrían plantear no sólo preguntas generales sobre los ecosistemas y la sociedad. También, los niños y los jóvenes podrían cuestionarse: ¿qué tanto conozco este lugar, esta región?, ¿qué es lo que sostiene a estas comunidades, sean rurales o urbanas?, ¿qué tipo de conocimientos son necesarios para hacer este territorio más habitable y resiliente?, ¿qué habilidades se requieren para transformar el entorno local?

 Se puede enseñar a utilizar las fuentes de energía en forma de flujo, en lugar de seguir dependiendo de energías no renovables almacenadas (petróleo, gas, carbón) y que han resultado muy destructivas y contaminantes. Pero no sólo eso, sino que también podríamos aprender cómo, por ejemplo, las plantas transforman la energía con un mínimo de pérdida en forma de calor (entropía). Podríamos echar mano de nuevos campos científicos, como la biomimética, cuyo propósito es aprender de los sistemas naturales, de sus principios, pautas, patrones y diseños y aplicarlos en los sistemas humanos y la tecnología.

Desde la educación se podría atender uno de los problemas más graves a escala planetaria: el de la alimentación. Es absurdo que la alimentación sea hoy un negocio multimillonario de corporaciones que controlan tierras, sistemas de cultivo, biotecnologías, biocombustibles, derechos privados sobre plantas, etc. En cambio, una educación guiada por esta idea de sustentabilidad puede ayudar a restaurar los ecosistemas locales y regionales y a partir de ellos generar procesos y ciclos alimentarios de producción, distribución y consumo cercanos, fuera de la lógica del mercado… ¡y más saludables! Después de 4 600 millones de años de experimentación en la Tierra, la naturaleza nos provee de las respuestas que necesitamos. No tratemos de “corregirle la tarea”. Mejor dejemos que sea parte de nuestras estrategias pedagógicas.

Green School en Bali: salones de clases sin muros.
Green School en Bali: salones de clases sin muros.
Green School en Bali: otro salón de clases.
Green School en Bali: otro salón de clases.

Algunas experiencias en el mundo

Por todas partes están surgiendo métodos y prácticas educativas inspiradas en la naturaleza. Si bien no se trata de copiar, también podemos aprender de estas innovadoras experiencias. Por ejemplo, la iniciativa de “alfabetización ecológica” está produciendo transformaciones muy interesantes en las escuelas. El Centro de Alfabetización Ecológica (www.ecoliteracy.org) está dedicado a reformar el curriculum de la educación primaria y secundaria en los Estados Unidos. En un juego de palabras, invita a que los niños sean “inteligentes por naturaleza”. Es decir, que aprendan de ella. Para ello, experimentan el mundo natural y descubren cómo los ecosistemas sostienen la vida y, de paso, aprenden cómo alimentar comunidades sanas y satisfacer las necesidades humanas sin destruir el ambiente.

 El Schumacher College (www.schumachercollege.org.uk), en Devon, Inglaterra, tiene 20 años de ofrecer educación a favor de la vida sustentable a estudiantes de todo el mundo. Cuenta con un grupo de científicos, filósofos, diseñadores y activistas para ofrecer una gran diversidad de cursos cortos de una a cuatro semanas. Pero el Colegio destaca, sobre todo, por sus cursos de posgrado en Ciencia Holista, Producción de Alimentos, Economía para la Transición y Diseño Ecológico. Su filosofía está inspirada en el pensamiento y obra de Fritz Schumacher (autor del libro Lo pequeño es hermoso), así como en las aportaciones científicas de James Lovelock, Lynn Margulis y Stephan Harding impulsores de la Teoría Gaia: nuestro planeta constituye un sistema complejo que se auto-organiza. Por otra parte, allí se practica lo que se predica: sus estudiantes participan en diversas actividades, desde hacer meditación en las mañanas, hasta cuidar los jardines y hortalizas, y cocinar deliciosas recetas vegetarianas.

 También podemos mencionar una de las más extraordinarias iniciativas a favor de una educación para la sustentabilidad: la Escuela Verde (Green School), en Bali, Indonesia (www.greenschool.org). Fundada por el canadiense John Hardy, la Escuela recibe a niños y jóvenes de todo el mundo y es atendida por profesores tanto de planta como visitantes de una gran diversidad de culturas y países. El curriculum desafía a sus estudiantes física, intelectual, emocional y espiritualmente, y su misión es formar una generación de ciudadanos globales que tengan los conocimientos y habilidades necesarios para promover estilos de vida sustentables. Sus espacios educativos construidos con bambú muestran una extraordinaria simbiosis entre el diseño moderno y las técnicas tradicionales. El campus, de 8 hectáreas, está completamente alimentado por energía solar. Hardy, su fundador, dice que no se parece a una escuela, pues no tiene paredes y el maestro escribe en un pizarrón de bambú. Agrega: “La Escuela Verde es un lugar para pioneros locales y globales. Es como un micro-cosmos en un mundo globalizado.»

Green School: paneles solares que proveen de energía a la escuela.
Green School: paneles solares que proveen de energía a la escuela.
Green School en Bali: el Vortex, un ingenioso sistema que consiste en un torbellino de agua.
Green School en Bali: el Vortex, un ingenioso sistema que consiste en un torbellino de agua para generar energía eléctrica.

Coda

Con este breve texto quise atraer la atención hacia una fuente inagotable de inspiración y conocimientos para la educación: la naturaleza. La educación, en todos los niveles, podría beneficiarse de innovadores procesos de enseñanza y aprendizaje en los que, además de aprender matemáticas, escritura, historia, geografía y física, niños, jóvenes y adultos aprenderían a cuidar y regenerar su entorno natural. Quizá lo más importante de esta nueva educación es que nos puede proveer una idea renovada del hombre como especie y de la civilización humana: nuestra integridad depende de la integridad de todo lo demás que nos rodea en este planeta.

Green School de Bali: teatro de sombras.
Green School de Bali: teatro de sombras.

Nota: las fotografías que acompañan este artículo son utilizadas con el amable permiso de Green School Bali, por medio de su Jefe de Comunicación, Ben Macrory.

Impresiones de París: el Centro Pompidou, parte II

Hace algunos años, solía frustrarme cuando tomaba fotografías en los museos: quería que las obras aparecieran solas, libres de seres humanos a su alrededor.  Lograrlo, en lugares tan visitados como el Louvre o el Centro Pompidou, requiere de mucha paciencia y, por tanto, de mucho tiempo. Afortunadamente, me di cuenta de que si quería una imagen, «sin interferencias», de una pintura de Picasso o de Monet, lo mejor era obtenerla del propio sitio del museo en Internet. Pero poco a poco me di cuenta de que las obras de arte adquieren su verdadera dimensión en relación con los observadores. Y esto cambió mi perspectiva de la fotografía en estos espacios. En esta entrada trato de mostrar gráficamente lo que quiero decir.

Vouz aimez?, de Gerard Fromanger, y Lizes, de Andy Warhol.
Vouz aimez?, de Gerard Fromanger, y Lizes, de Andy Warhol.
Escultura sofá.
Escultura sofá.
Muros Colores
Muros de color.

Aprendí la simbiosis obra-observador una vez que quise tomar la foto de la Mona Lisa, de Leonardo da Vinci. Era imposible, pues había cientos (literalmente) de personas tratando de hacer lo mismo. Lo único que conseguía eran imágenes llenas de turistas con sus cámaras y celulares en alto para registrar, al menos, la prueba de que estuvieron a unos cuantos metros de la Gioconda. Pero una vez en casa, revisando las imágenes en la computadora, me di cuenta que no sólo tenía una imagen del cuadro, sino muchas a través de las pantallas de las cámaras de los visitantes. Y esto decía más que el cuadro solo. Desde entonces, las personas son parte de las escenas… la mayoría de las veces.

L'Aubade, de Pablo Picasso.
L’Aubade, de Pablo Picasso.
De nuevo, L'Aubade, de Picasso.
De nuevo, L’Aubade, de Picasso.
Niñas mirando fotografías.
Niñas mirando fotografías… o Niña rascándose la espalda.

La otra cuestión, aparte de componer una escena y tomar la fotografía, es procesarla. Con todos los adelantos de la manipulación digital, ahora es posible no sólo compensar y corregir la luz, el contraste y el color de la foto, sino también alterar prácticamente todos los parámetros que determinan sus cualidades como imagen. Es ahí donde entra en juego una segunda fase de la creatividad que va más allá de la recreación “fiel” de lo que el ojo vio. La alteración y la distorsión son parte del juego fotográfico, y eso es lo que aquí trato de mostrar a partir de la obra de verdaderos artistas de la luz… con el debido respeto.

Composition, de Sonia Delaunay... con madre e hija.
Composition, de Sonia Delaunay… con madre e hija.
Azuyl I, de Joan Miró
Azul I, de Joan Miró… éste sí, solito.
Crane de mort, de Jerémy Porte.
Crane de mort, de Jerémy Porte.
Pasillo con escultura al fondo.
Pasillo con escultura al fondo.
We stopped just here at the time, de Ernesto Neto.
We stopped just here at the time, de Ernesto Neto.
Ay cucliste, de Jean Helion.
Au cycliste, de Jean Helion.

Nota: En el procesamiento de las fotografías se utilizaron los programas Lightroom 3.6 y Photomatix Pro 4.2.6. De click en las imágenes para ampliarlas y ver los detalles con la lupa (+). Todas la fotos tienen Copyright.

No resistí a tomar esta foto del cuidador. ¿Ya vio su expresión?
No resistí a tomar esta foto del cuidador. ¿Ya vio su expresión?

Impresiones de París: el Centro Pompidou, parte I

Comienzo una serie de entradas que he titulado Impresiones de París (à la Monet), en las que narraré algunas experiencias de mi última visita a esta maravillosa ciudad de 12 millones de habitantes, que anualmente es visitada por un número de extranjeros que equivale a 4 veces su población (¡uff!). Los temas a tratar serán diversos, pero con un inevitable sesgo hacia las artes, pues París es una ciudad donde han prosperado hacia todas direcciones. Acompañaremos estas impresiones con las imágenes captadas por mi cámara, una Nikon D7000. Comenzamos con el Centro Pompidou.

El defensor del tiempo. (c) Arturo Guillaumín T. 2013.
El defensor del tiempo. © Arturo Guillaumín/2013.

Antes de visitar el Centro Pompidou, nos dimos una vuelta por el Barrio del Reloj (Quartier de l’Orloge), sólo para ver el reloj que le da nombre: El defensor del tiempo. Este es obra de Jacques Monastier: una escultura mecánica de cobre y acero, con una altura de cuatro metros y peso de una tonelada. El defensor lucha contra los elementos tierra, mar y aire, representados por bestias salvajes (un dragón, un ave y un cangrejo) que atacan al aproximarse cada hora, con el acompañamiento de sonidos de terremotos, tempestades y huracanes. A las 14:00 y a las 18:00, el defensor  vence a los tres, lo cual no deja de ser un alivio.

Fuente Igor Stravinsky. (c) Arturo Guillaumín/2013.
Fuente Igor Stravinsky. © Arturo Guillaumín/2013.

La plaza Igor Stravinsky (compositor y director ruso) se encuentra a unos metros del Centro Pompidou y su atracción principal es la fuente del mismo nombre, con un conjunto de 16 esculturas con movimiento, diseñadas por Jean Tinguely (*). Cada una de ellas representa una obra del músico, quien se nacionalizó francés y vivió largos periodos en París. Por cierto, vivió una temporada en una casa de Coco Chanel, con quien tuvo un tórrido romance, en un periodo que coincidió con el lanzamiento del célebre perfume Chanel 5. Sobre este affaire hay ya una película: Coco & Igor. Mientras el estreno en París, el 29 de mayo de 1913, de La consagración de la primavera ocasionaba un verdadero alboroto en el público (a punto de quemar el teatro, con todo y compositor adentro), Coco Chanel, quedaba embelesada por las agresivas disonancias y la atrevidísima coreografía de Nijinsky. Sin duda, este concierto puso en movimiento la música del siglo XX.

Fachada oeste del Centro Pompidou. (c) Arturo Guillaumín/2013.
Fachada oeste del Centro Pompidou. © Arturo Guillaumín/2013.

El Museo Nacional de Arte Moderno de Francia es mejor conocido como el Centro Georges-Pompidou. Aunque en sentido estricto esto no es muy preciso, porque el Centro también alberga la Biblioteca Pública de Información y el Instituto de Investigación y Coordinación Acústica/Música. Situado en el barrio Beaubourg, el Centro Pompidou es en sí mismo una obra de arte arquitectónica de dimensiones impresionantes. Este edificio se terminó en 1977, y fue diseñado por los arquitectos Richard Rogers y Renzo Piano, con una concepción vanguardista que, entre otras cosas, lo hace aparecer como una radiografía: sus escaleras mecánicas, ascensores, ductos de aire, agua y electricidad están a la vista. Esto permitió crear grandes espacios interiores de gran flexibilidad para la exposición de sus obras: un acervo de más de 44 mil piezas.

Terraza de las esculturas. (c) Arturo Guillaumín/2013.
Terraza de las esculturas. © Arturo Guillaumín/2013.

Las colecciones permanentes (que se renuevan cada 18 meses) están situadas en los niveles cuarto y quinto. En el cuarto se exhiben obras (pinturas, esculturas, instalaciones) de 1961 a la fecha, y en el quinto, obras de 1905 a 1960. En las demás plantas se encuentran la biblioteca, el centro de investigación, y el Forum, que cuenta con un centro de artes escénicas para danza, teatro y música, un cine y un taller de arte para niños. Por supuesto, el edificio remata con una cafetería y un restaurant con una excelente vista de la ciudad.

Terraza y Escaleras CGP
Terraza y escaleras del Centro Pompidou. © Arturo Guillaumín/2013.

(*) Jean Tinguely, pintor y escultor suizo, famoso por sus «máquinas escultura» o arte cinético. Por medio de sus obras, Tinguely satirizó la sobreproducción sin sentido de bienes materiales en la sociedad industrial del siglo XX.

NOTA: Recomiendo dar click en cada imagen para ver los detalles con la lupa de aumento. Todas las fotografías tienen Copyright.

Se busca

Recompensa

Se busca gato perdido. La última vez se le vio en una caja, en 1935. Puede estar vivo o muerto… o vivo y muerto. ¿Lo ha visto? Por favor, contactar a Erwin Schrödinger al 0433-666-6172. Se recompensará generosamente.

Eduardo Ibarra Colado (1957-2013)

Estuve tentado, por algún tiempo, a ponerlo bajo la etiqueta de “nerd”. No me cabe la mínima duda que debió haber sido un buen estudiante, de esos que sacan puros dieces en todas las materias. No sólo en la primaria, en la secundaria y la prepa. También en la universidad y en el posgrado. Se ha de haber matado horas tras los libros, en las bibliotecas, sobre la mesa de su estudio en su casa. Con sus dudas y comentarios, debe haber puesto en aprietos a muchos de sus profesores. Ya en su vida profesional, como profesor e investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana, publicó copiosamente, fue editor de libros, participó y organizó cientos de eventos, acumuló reconocimientos y se colocó en el nivel III del sistema nacional de investigadores.

 Eduardo IbarraCon una producción científica impresionante (¿a qué hora dormía?, ¿sabía que había algo que se llamaba “vacaciones”?), se convirtió en una referencia obligada en materia de estudios organizacionales y en educación universitaria. No sólo en México, sino en muchas partes del mundo. Daba conferencias en universidades extranjeras. Y un largo etcétera. Uno podría decir que su vida ha sido muy “productiva”, palabra que, por cierto, le causaba aversión. Concibió, diseñó y puso en marcha uno de los proyectos más ambiciosos en el ámbito universitario nacional: el Laboratorio de Análisis Institucional del Sistema Universitario Mexicano (LAISUM). Contra corriente y marea, envidias y poderosos intereses políticos e institucionales, Eduardo Ibarra Colado consolidó lo que hoy es una de las fuentes de información y de intercambio más importantes para el estudio serio y sistemático de la universidad en nuestro país.

     Mi primer contacto con Eduardo fue en 2000, en un encuentro nacional que él había organizado con Daniel Cazés y Luis Porter, y que llevaba por título “Re-conociendo a la Universidad. Sus transformaciones y su Por-venir”. Desde entonces cultivamos una amistad a distancia, punteada con encuentros ocasionales alrededor de otros eventos académicos relacionados con la universidad, con sus profundos problemas y con la posibilidad de buscarles alguna salida. En estos trece años lo conocí un poco, pero ese poco me permitió corroborar que no se trataba de ese nerd cuya imagen me había formado en la mente. Era una persona obsesionada, no por la productividad y el reconocimiento, sino por estudiar y desmontar los serios problemas de su tiempo, lo que le llevó a hacerse de una cultura multidisciplinaria, que abrevaba tanto de las ciencias como de las humanidades. Con él tuve la oportunidad de participar en algunos proyectos, siendo el más reciente la obra colectiva El Libro de la Universidad Imaginada.

     Ibarra Colado acaba de morir. Contaba con sólo 56 años de edad. Creo que en parte fue víctima de sus ritmos de trabajo, de su falta de descanso. Hace algunos años nos dijo que iba a ir despejando paulatinamente su sobre-saturada agenda académica, a dejar de dar conferencias por todas partes, renunciar a la membresía de un sinnúmero de organizaciones, consejos y comités. Quería ir haciendo esa desconexión selectiva para dedicarse sólo a investigar y publicar. A imponer un tiempo más pausado. No más puestos universitarios. Lo hizo por algún tiempo, pero retomó de nuevo el ímpetu de antaño, y el LAISUM ocupó buena parte de su tiempo. No. No voy a decir que descanse en paz. Porque si hay un más allá (o un más acá, según se vea), estoy seguro que está organizando algo, que está cocinando algo subversivo, pues sabe que su misión en esta vida y en la otra es resistirse, resistirse a la injusticia, al abuso del poder, a la imposición del racional de la economía neoliberal en todos los ámbitos de la vida.

Pequeñas lecciones de erotismo, de Gioconda Belli

No todos los mensajes electrónicos colectivos son «spam». Hoy me llegó uno de Judith, con una joya: «Pequeñas lecciones de erotismo», de la escritora y poetisa nicaragüense, Gioconda Belli. Debo confesar que no la conocía. Pero una breve incursión en wikipedia me informa que por oponerse y combatir la dictadura de Anastasio Somoza, Belli fue condenada a prisión y tuvo que emprender el exilio como refugiada política, primero en México y después en Costa Rica. Vaya pues el poema, no sin antes una foto de ella.

Gioconda Belli.
Gioconda Belli.
Pequeñas lecciones de erotismo
Gioconda Belli[1]
I
Recorrer un cuerpo en su extensión de vela
es dar la vuelta al mundo
Atravesar sin brújula la rosa de los vientos
islas golfos penínsulas diques de aguas embravecidas
no es tarea fácil  -si placentera-
No creas hacerlo en un día o noche
de sábanas explayadas.
Hay secretos en los poros para llenar muchas lunas

II
El cuerpo es carta astral en lenguaje cifrado.
Encuentras un astro y quizá deberás empezar
a corregir el rumbo cuando nube huracán
o aullido profundo
te pongan estremecimientos.
Cuenco de la mano que no sospechaste

III
Repasa muchas veces una extensión
Encuentra el lago de los nenúfares
Acaricia con tu ancla el centro del lirio
Sumérgete ahógate distiéndete
No te niegues el olor la sal el azúcar
Los vientos profundos
cúmulos nimbus de los pulmones
niebla en el cerebro
temblor de las piernas
maremoto adormecido de los besos

IV
Instálate en el humus sin miedo
al desgaste sin prisa
No quieras alcanzar la cima
Retrasa la puerta del paraíso
Acuna tu ángel caído
revuélvele la espesa cabellera
con la espada de fuego usurpada
Muerde la manzana

V
Huele
Duele
Intercambia miradas saliva impregnante
Da vueltas imprime sollozos piel que se escurre
Pie hallazgo al final de la pierna
Persíguelo busca secreto del paso forma del talón
Arco del andar bahías formando arqueado caminar
Gústalos

VI
Escucha caracola del oído
como gime la humedad
Lóbulo que se acerca al labio sonido de la respiración
Poros que se alzan formando diminutas montañas
Sensación estremecida de piel insurrecta al tacto
Suave puente nuca desciende al mar pecho
Marea del corazón susúrrale
Encuentra la gruta del agua

VII
Traspasa la tierra del fuego la buena esperanza
Navega loco en la juntura de los océanos
Cruza las algas ármate de corales ulula gime
Emerge con la rama de olivo
Llora socavando ternuras ocultas
Desnuda miradas de asombro
Despeña el sextante desde lo alto de la pestaña
Arquea las cejas abre ventanas de la nariz
 
 
VIII
Aspira suspira
Muérete un poco
Dulce lentamente muérete
Agoniza contra la pupila extiende el goce
Dobla el mástil hincha las velas
Navega dobla hacia Venus
estrella de la mañana
-el mar como un vasto cristal azogado-
Duérmete náufrago.

 


[1] Gioconda Belli (1986), en De la costilla de Eva. Managua: Visor-libros.

Feliz cumpleaños, Sr. Kavafis

Curiosamente, el poeta Konstandinos Kavafis nació el 29 de abril de 1863 y murió 70 años después, en 1933, en la misma fecha y en la misma ciudad donde nació: Alejandría. Hoy es el aniversario 150 de su nacimiento y el 80 de su muerte. A la muerte de su padre, un comerciante acaudalado, la familia Kavafis se traslada a Inglaterra a vivir, donde Konstandinos se educa y aprende el inglés, idioma que considera su segunda lengua. Regresa a Alejandría siete años después y más tarde tiene abandonarla debido a la intervención inglesa, para irse a refugiar a Estambul, ciudad donde comienza su trabajo poético.

Konstandinos Kavafis.
Konstandinos Kavafis.

Tras el regreso definitivo a Alejandría (ciudad que, a excepción de tres salidas cortas, ya nunca abandonaría hasta su muerte) Constandinos comenzó a trabajar como funcionario de la Tercera Sección de Riegos del Ministerio de Obras Públicas egipcio (donde permanecería treinta años, siempre sin alcanzar un puesto fijo debido a su nacionalidad griega), ocupación que compartiría, durante algún tiempo, con algunas gestiones como corredor de bolsa. A finales de 1932 le diagnosticaron cáncer de laringe. Tras una traqueotomía realizada en el Hospital de la Cruz Roja de Atenas, moriría en Alejandría el 29 de Abril.

Tras su muerte, la reputación de Cavafis se multiplicó a partir de la difusión de su obra en el mundo cultural anglosajón, siendo actualmente considerado el mayor poeta griego moderno.

Manuscrito de un poema.
Manuscrito de un poema.

Quizá el poema más conocido de Kavafis sea «Ítaca». En este poema, fechado en 1911, Kavafis hace referencia al mítico viaje de Ulises en la Odisea, una de las obras mas importantes del autor griego, Homero. En la Odisea se narra la vuelta del héroe hacia su patria Ítaca, al finalizar la guerra de Troya.  Kavafis proyectó en este poema su visón de la vida, utilizó la leyenda del largo viaje y la asoció con la idea de conseguir los sueños. He aquí este hermoso poema.

ÍTACA

 Si vas a emprender el viaje hacia Ítaca

pide que tu camino sea largo,

rico en experiencias, en conocimiento.

A Lestrigones y a Cíclopes

o al airado Poseidón nunca temas.

No hallarás tales seres en tu ruta

si alto es tu pensamiento y limpia

la emoción de tu espíritu y tu cuerpo.

A Lestrigones ni a Cíclopes ni al fiero Poseidón hallarás nunca,

si no los llevas dentro de tu alma,

si no es tu alma quien ante ti los pone.

 

Pide que tu camino sea largo. 

Que numerosas sean las mañanas de verano

en que con placer, felizmente

arribes a bahías nunca vistas;

detente en los mercados de Fenicia

y adquiere hermosas mercancías,

madreperla y coral, ámbar y ébano,

aromas deliciosos y diversos,

cuanto puedas invierte en voluptuosos y delicados perfumes;

visita muchas ciudades de Egipto

y con avidez aprende de sus sabios.

 

Ten siempre en la memoria a Ítaca. Llegar allí es tu meta.

Mas no apresures el viaje.

Mejor que se extienda largos años

y en tu vejez arribes a la isla

con cuanto hayas ganado en el camino,

sin esperar que Ítaca te enriquezca.

 

Ítaca te regaló un hermoso viaje,

sin ella el camino no hubieras emprendido,

mas ninguna otra cosa puede darte.

Aunque pobre la encuentres, Ítaca no te engañó.

Rico en saber y en vida como has vuelto,

comprendes ya qué significan las Ítacas.

El Libro de la Universidad Imaginada

No recuerdo exactamente cuándo, pero fue hace unos dos años… quizá tres. Luis me envió un texto suyo sobre la universidad, que ya había pasado por las manos de Eduardo. Me dijo que lo leyera y que lo modificara a mi gusto, que extendiera, cambiara o suprimiera lo que considerara pertinente, o bien agregara mi propio texto al suyo. Podía incluso hacer estas cuatro cosas. Inmediatamente pensé en lo que un grupo de artistas surrealistas inventó alrededor de 1925 y que nombró «cadáver exquisito». Si bien el nombre no es muy atractivo, el método sí que lo es y sirvió de antecedente creativo para el proceso de escritura que estaba comenzando. Después, el mismo Luis se encargó de circular el nuevo texto entre otros colegas más, mujeres y hombres de diversas universidades públicas, entre ellos nuestro buen amigo Daniel Cazés, quien falleció en diciembre pasado. El cadáver exquisito consiste en una creación colectiva (poema, dibujo, cuento, música, etc.), en la que alguien comienza el proceso, alguien más contínua, hasta que todos los participantes han contribuido a una obra que emerge desde distintas perspectivas. Es así que después de muchos meses de trabajo colectivo y de una labor de (no muy fácil) preparación final por parte de Luis y Eduardo, salió a la luz el Libro de la Universidad Imaginada, obra colectiva escrita a 8 manos.

Portada el Libro de la UniversidadPortada del Libro de la Universidad Imaginada

Este libro colectivo fue escrito por ocho académicos que uno a uno fueron sumándose hasta convertirse en un grupo de soñadores que se autodenominaron “grupo utópico”. Nació del diálogo colectivo alimentado por la imaginación que emergió de preguntas/pretexto ancladas en una gran preocupación: el futuro de la universidad. En la página 55, podemos leer:

Nótese que en este caso el texto no es una sumatoria lineal de aportaciones individuales; no se trataba tan sólo de proseguir, sino de comenzar de nuevo, en vueltas sucesivas, a partir del texto recibido, apoderándose de él, modificando, eliminando, cambiando, dando nuevos giros, desdiciendo al otro, enmendándole la plana, aprendiendo de su sabiduría, confrontando su ignorancia.

Lo extraordinario de este libro es su cualidad de artefacto fexible, volátil, líquido, inacabado, en construcción. Un libro perpetuo y efímero a la vez, que en su condición de libro-mutante se desplaza desde una carpeta alojada en una nube de datos, implicando al lector en un camino que comparte como coautor permanente. Un libro que forma parte de la era “pos-PC” en la que el lector-autor se sitúa sobre nuevas superficies donde seguir e-scribiendo.

Subyacente tras la tinta y el papel, las múltiples dimensiones de este libro anticipan a la universidad del futuro, que es su tema central. Los nuevos modos de conocer y de comunicar, que ya han trastocado a la universidad de hoy, permiten dar respuesta a preguntas como la siguiente: ¿qué universidad nos aguarda en un mundo fluido dominado por la velocidad, la desesperación, el desanclaje espaciotemporal, los sistemas difusos, el totalitarismo del instante y la recreación simbiótica de los cuerpos humano/social/artificial?

El Libro de la Universidad Imaginada es un espacio abierto a todo tipo de saberes y no sólo a aquellos que se han erigido como “verdaderos”. Es el empeño de un grupo de universitarios que creen en una universidad abierta, completa y en diálogo que se asiente en nuevas prácticas de aprendizaje y colaboración social… como la del libro.

Referencia:

Ibarra Colado, Eduardo, Luis Porter Galetar, Lilian Álvarez, Daniel Cazés, Raquel Glazman, Arturo Guillaumín, Javier Ortiz y Lourdes Pacheco. (2012). El Libro de la Universidad Imaginada. Hacia una universidad situada entre el buen lugar y ningún lugar. México: UAM-Cuajimalpa y Juan Pablos Editor.

Nuestras universidades

Me pregunto lo siguiente: si las universidades son instituciones dedicadas a generar y enseñar los mejores conocimientos en todos los campos del saber, ¿por qué no emplean las aportaciones más recientes de las ciencias cognitivas para mejorar continuamente sus propios métodos educativos? Más bien pareciera suceder lo contrario: al tiempo que se adoptan acríticamente discursos y modelos de moda, se siguen reproduciendo las mismas pautas obsoletas del pasado.

Los hallazgos en las ciencias cognitivas indican que el aprendizaje se promueve “en vistas a la autoorganización de la información como aspecto fundamental del desarrollo de los seres humanos” (Gutiérrez y Prado, 2004: 7). Esto significa que de manera no deliberada, no planeada, e incluso no consciente, las personas construyen conocimientos a partir de la interacción con su entorno, en un constante flujo e intercambio de información. Incluso en situaciones turbulentas, nuestro cerebro es capaz de  generar orden a partir del ruido (order from noise).

De la misma manera en que no se puede concebir la vida sin un nicho vital que provea de los nutrientes y energía necesarios, tampoco es posible pensar en el conocimiento sin una ecología cognitiva. Este ambiente es situacionalmente diverso y cambiante, además de ser fuente de disonancias y misterios. Es el aspecto tensional lo que hace que busquemos respuestas a los enigmas y problemas que nos proyecta el entorno. No podemos esperar que los estudiantes aprendan mucho y desarrollen al máximo sus capacidades cerebrales naturales en situaciones repetitivas y en las que juegan roles pasivos como recipientes de información.

En cambio, los sujetos deben ser expuestos a situaciones problemáticas, conflictivas y misteriosas, donde puedan poner en juego su pensamiento crítico y puedan contrastar sus visiones y certezas con las de otros y con aquello que llamamos realidad. En este proceso es importante que se percaten de los efectos de sus acciones y que mediante sucesiones de feedbacks modifiquen sus presupuestos y esquemas mentales. Es decir, que perciban la ecología de la acción en el bucle pensamiento <> acción <> reflexión <> experiencia. En cada ciclo, el conocimiento se efectúa en el lenguaje, que es nuestra manera distintiva de ser humanos y de ser humanamente activos (Maturana y Varela, 1998).

En la universidad, curiosamente, se olvida todo esto (o quizá nunca se ha sabido). También se ignora que las personas son naturalmente transdisciplinarias. Los seres humanos hemos desarrollado, en cientos de miles de años, un cerebro multirrelacional, capaz de conectar los fenómenos más diversos y aparentemente inconexos. El proceso del conocimiento se da de una sola pieza, sin separaciones artificiales entre lo social, lo físico, lo biológico. Pero el sistema educativo se ha encargado de anular eficientemente esta capacidad humana, incluyendo la intuición, esa extraña bestia desterrada de lo científico y lo académico. De esta manera, “uno de los mayores problemas del fracaso escolar reside en la incapacidad de un número cada vez mayor de alumnos para asociar los diferentes conocimientos entre sí y, en consecuencia, para comprender el sentido que se le debiera dar a lo que aprenden” (Mahieu, 2002: 25-26).

En su obsesión por el programa y la nota, la universidad muestra su incapacidad para comprender la existencia de modelos divergentes de conocimiento y para captar los factores afectivos que dinamizan o bloquean los procesos de aprendizaje. La universidad también “se muestra resistente a aceptar que la cognición está cruzada por la pasión […] a tal punto que son las emociones, y no las cadenas argumentales, las que actúan como provocadoras o estabilizadoras de las redes sinápticas, imponiéndonos cierres prematuros o manteniendo una plasticidad resistente a la sedimentación” (Restrepo, 1999: 31). En las universidades, pues, padecemos un analfabetismo afectivo.

El aula, lejos de constituirse en un verdadero ambiente cognitivo, se ha convertido en un espacio cerrado y aislado de su entorno en el que, paradójicamente, se juega a preparar al estudiante para desenvolverse en él. Se ofrece en cambio un mundo administrado en retazos disciplinarios y cerrados, cultivados en parcelas atendidas por facultades, centros y departamentos. Dentro de esta rígida estructura, los “nuevos modelos educativos” no dejan de ser meros arreglos cosméticos que dejan intacto el paradigma simplificador, mecanicista y fragmentador de fondo. Esta fragmentación tiene consecuencias importantes sobre nuestras posibilidades de desarrollo humano. Edgar Morin (2000: 3) advierte:

Existe una falta de adecuación cada vez más grande, profunda y grave entre nuestros saberes discordes, troceados, encasillados en disciplinas, y por otra parte una realidades o problemas cada vez más multidisciplinarios, transversales, multidimensionales, transnacionales, globales y planetarios.

Por otra parte el físico teórico norteamericano y antiguo colaborador de Albert Einstein, David Böhm (2002: 19) nos dice:

[…] la fragmentación está muy extendida por todas partes, no sólo por toda la sociedad, sino también en cada individuo, produciendo una especie de confusión mental generalizada que crea una interminable serie de problemas y que interfiere en la claridad de nuestra percepción tan seriamente que nos impide resolver la mayor parte de ellos.

Es decir, no sólo el mundo, sino también la sociedad y el individuo están fragmentados. El panorama se advierte aún más desolador cuando descubrimos que en las universidades públicas, debajo de una delgada capa de novedades tecnológicas y conceptuales hay una espesa malla de funciones y fuegos pirotécnicos que nada tienen que ver con esa educación del siglo XXI que tanto se pregona a los cuatro vientos. Estamos aún muy distantes de una universidad integradora de saberes, no profesionalizante y humanista. La enseñanza tiene que convertirse en una tarea política, en una construcción de estrategias para la vida, que necesita de la transdisciplina, de la técnica y del arte.

Referencias

Böhm, David. (2002). La totalidad y el orden implicado. Barcelona: Editorial Kairós.

Gutiérrez Pérez, Francisco y Cruz Prado. (2004). Germinando Humanidad. Pedagogía del Aprendizaje. Guatemala: Save the Children Noruega.

Mahieu, Pierre. (2002). Trabajar en equipo. México: Siglo Veintiuno Editores.

Maturana, Humberto y Francisco Varela. (1998). The Tree of Knowledge. The biological roots of human understanding. Boston: Shambala.

Morin, Edgar. (2000). La mente bien ordenada. Repensar la reforma. Reformar el pensamiento. Barcelona: Seix Barral.

Restrepo, Luis Carlos. (1999). El derecho a la ternura. Santiago de Chile: LOM Ediciones.

Sombras de Tunguska

Durante las últimas semanas, la NASA ha estado proporcionando información sobre nuestro encuentro cercano con el asteroide 2012DA14, que tiene un peso de 130 toneladas y mide unos 50 metros de diámetro. Viaja a una velocidad de 28 100 kilómetros por hora, y está pasando, ¡en estos momentos!, a una velocidad relativa de la Tierra de 7.82 kilómetros por segundo. Lo realmente espeluznante es que el 2012DA14 se encuentra a sólo 27 700 kilómetros de la superficie de nuestro planeta (los satélites de comunicación y meteorológicos están a una altura de 35 800 kilómetros). ¡Gulp!

Recreación del Observatorio Astronómico de Mallorca
Recreación del Observatorio Astronómico de Mallorca

La propia NASA ha repetido cientos de veces que el asteroide en cuestión (ahora temporal fugaz meteorito) NO entraña peligro alguno para la integridad de la Tierra y de la especie humana, que no existe ningún riesgo de colisión. Vamos, todo apunta a que sólo los humanos somos un peligro real para nosotros mismos y para el planeta. La trayectoria del asteroide está bien definida, de acuerdo con precisos cálculos realizados por diversos grupos de científicos. En otras palabras, podemos respirar tranquilos, con toda nuestra confianza depositada en la Ciencia.

Trayectoria del 2012DA14. (C) NASA, Observatorio Astronómico de Mallorca, A. Alonso
Trayectoria del 2012DA14. (C) NASA, Observatorio Astronómico de Mallorca, A. Alonso

No obstante, esta mañana nos desayunamos con una noticia inquietante. La agencia de noticias Russia Today (rt.com) reporta que más de 500 personas han resultado heridas debido a la caída de fragmentos de un meteorito. Esto sucedió esta mañana en la provincia de Cheliábinsk, en la región de los Urales, Rusia. De acuerdo a la Academia de Ciencias rusa, el objeto interestelar ingresó a nuestra atmósfera con una velocidad de 15-20 kilómetros por segundo y estalló a una altura de entre 30 y 50 kilómetros de la superficie terrestre. Los daños materiales y personales se debieron a las ondas expansivas de las explosiones (los videos son en verdad impresionantes).

Video mostrado por la agencia Russia Today.

En un despliegue de extraordinaria agudeza intelectual, el primer ministro ruso, Dmitri Medvedev, quien se encontraba en un foro económico, declaró que la caída del meteorito es una muestra de que «no sólo la economía es vulnerable, también el planeta». ¡Sabiduría pura! Por su parte, los científicos se apresuran a declarar que no existe ninguna relación entre el asteroide 2012DA14 y la explosión del meteorito en Rusia, cosa que no tranquiliza a los rusos (a mí tampoco). A 105 años de distancia, los rusos no han olvidado el «evento de Tunguska»: el 30 de junio de 1908 un objeto explotó (la hipótesis más probable alude a un cometa, pues no se encontraron sus restos) en la atmósfera terrestre con la fuerza de una arma termonuclear de alta potencia, ocasionando destrucción en un área de 2 mil 150 kilómetros cuadrados.

Tunguska
Tunguska

Con la inspiración del compañero Medvedev, podemos decir que no necesitamos de asteroides, cometas  y meteoritos para destruir la Tierra, ni los ecosistemas, ni las sociedades: la economía global se encarga de hacerlo de manera eficiente y racional. En todos nuestros países, en todas nuestras economías y en todas nuestras mentes tenemos instalados nuestros Tunguskas. No son muy espectaculares, pero vaya que son efectivos. Bueno, hay que ver el paso del 2012DA14 en vivo. La NASA transmite en tiempo real desde http://www.nasa.gov/multimedia/nasatv/index.html No olviden las palomitas.