Naturaleza, innovación y otra universidad

La sustentabilidad… hasta en la sopa

Si le preguntáramos a la gente qué relación existe entre sustentabilidad e innovación educativa, probablemente la mayoría de las personas no sabría que decir. Sin embargo, este cuestionamiento, aparentemente trivial, podría resultar muy productivo. Por ello vamos a apuntar algunas ideas acerca de cómo una noción de sustentabilidad puede ayudarnos a repensar la educación, nuestras escuelas y universidades. Pero primero hay que reconocer un gran problema: la sustentabilidad se ha puesto de moda por todas partes, ¿no es cierto? No hay discurso del ámbito político o educativo que esté completo si no se invoca al “desarrollo sustentable” o a la “sustentabilidad”. Como si a fuerza de repetirlos se pudiera resolver la crisis ambiental.

Definir el desarrollo sustentable como aquel que busca “satisfacer las necesidades de las sociedades presentes sin disminuir las posibilidades de que las generaciones futuras puedan atender sus necesidades”, en realidad no ayuda mucho. ¿Por qué? Porque no ofrece ningún criterio objetivo para guiar nuestras acciones, y tampoco está fundado en conocimientos científicos. En otras palabras, es una atractiva y pegajosa frase llena de buenos deseos. De ahí que se nos haga creer que separando la basura, reciclando cosas, sembrando arbolitos y creando azoteas verdes estemos en vías de lograr la tan deseada sustentabilidad. Nada más alejado de la realidad.

Otra manera de ver la sustentabilidad

Si quisiéramos construir una definición de sustentabilidad, no sólo más científica sino al mismo tiempo más útil y práctica, tendríamos que observar cómo funcionan los ecosistemas y cómo se ha organizado la vida a lo largo de 3 900 millones de años de evolución en la Tierra. La buena noticia es que esto ya lo han hecho los científicos desde los más diversos campos del conocimiento: física, química orgánica, biología evolutiva, teoría de sistemas complejos, ecología, etc. El lector seguramente se pregunte por qué entonces no hemos adoptado una visión de sustentabilidad así. Bueno, porque hay poderosos intereses económicos que se verían amenazados seriamente con una visión científica de la sustentabilidad. Pero no nos vamos a detener por ahora a describir cómo esos intereses se verían afectados.

Cuando hablamos de sustentabilidad estamos aludiendo a la capacidad de los ecosistemas para mantenerse a sí mismos por largos periodos de tiempo, incluso en términos de miles de años. Sin necesidad de entrar en complicaciones teóricas, podemos referirnos a un principio natural, tan simple como bello, y que constituye el fundamento de la sustentabilidad: la naturaleza hace lo que hace con lo que tiene a la mano, a temperatura ambiente y a presión ambiente. Es decir, un bosque para existir no necesita “importar” materiales de otra parte del planeta, sino que todos sus procesos metabólicos y de transformación de la energía los realiza con lo que está cerca. Es decir, la sustentabilidad se construye localmente. Si pensáramos detenidamente sobre esta “obviedad” podríamos, por ejemplo, rediseñar las carreras universitarias (economía, arquitectura, urbanismo, ingenierías, etc.) a partir de este principio generador.

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Green School en Bali: Una increíble arquitectura en bambú.

La naturaleza como inspiración para la educación

Si reflexionamos acerca de esta otra manera de concebir la sustentabilidad, podemos llegar a tres conclusiones muy interesantes. Primero, la recuperación de la importancia del ámbito local (que se perdió con la globalización) y de sus procesos autónomos de producción y transformación de materia y energía. Segundo, la importancia de la eficiencia energética, a diferencia de nuestra economía derrochadora e ineficiente y de una cultura basada en la posesión y en el consumo. Tercero, algo que se deriva de lo anterior: la autonomía alimentaria. ¿Se imaginan una educación universitaria fundada en estos aspectos?

 Una educación basada en la sustentabilidad puede constituir una oportunidad para reconstruir las bases ecológicas, económicas y simbólicas a partir de un conocimiento profundo de lo local. Desde las escuelas (primarias, secundarias, prepas) y las universidades se podrían plantear no sólo preguntas generales sobre los ecosistemas y la sociedad. También, los niños y los jóvenes podrían cuestionarse: ¿qué tanto conozco este lugar, esta región?, ¿qué es lo que sostiene a estas comunidades, sean rurales o urbanas?, ¿qué tipo de conocimientos son necesarios para hacer este territorio más habitable y resiliente?, ¿qué habilidades se requieren para transformar el entorno local?

 Se puede enseñar a utilizar las fuentes de energía en forma de flujo, en lugar de seguir dependiendo de energías no renovables almacenadas (petróleo, gas, carbón) y que han resultado muy destructivas y contaminantes. Pero no sólo eso, sino que también podríamos aprender cómo, por ejemplo, las plantas transforman la energía con un mínimo de pérdida en forma de calor (entropía). Podríamos echar mano de nuevos campos científicos, como la biomimética, cuyo propósito es aprender de los sistemas naturales, de sus principios, pautas, patrones y diseños y aplicarlos en los sistemas humanos y la tecnología.

Desde la educación se podría atender uno de los problemas más graves a escala planetaria: el de la alimentación. Es absurdo que la alimentación sea hoy un negocio multimillonario de corporaciones que controlan tierras, sistemas de cultivo, biotecnologías, biocombustibles, derechos privados sobre plantas, etc. En cambio, una educación guiada por esta idea de sustentabilidad puede ayudar a restaurar los ecosistemas locales y regionales y a partir de ellos generar procesos y ciclos alimentarios de producción, distribución y consumo cercanos, fuera de la lógica del mercado… ¡y más saludables! Después de 4 600 millones de años de experimentación en la Tierra, la naturaleza nos provee de las respuestas que necesitamos. No tratemos de “corregirle la tarea”. Mejor dejemos que sea parte de nuestras estrategias pedagógicas.

Green School en Bali: salones de clases sin muros.
Green School en Bali: salones de clases sin muros.
Green School en Bali: otro salón de clases.
Green School en Bali: otro salón de clases.

Algunas experiencias en el mundo

Por todas partes están surgiendo métodos y prácticas educativas inspiradas en la naturaleza. Si bien no se trata de copiar, también podemos aprender de estas innovadoras experiencias. Por ejemplo, la iniciativa de “alfabetización ecológica” está produciendo transformaciones muy interesantes en las escuelas. El Centro de Alfabetización Ecológica (www.ecoliteracy.org) está dedicado a reformar el curriculum de la educación primaria y secundaria en los Estados Unidos. En un juego de palabras, invita a que los niños sean “inteligentes por naturaleza”. Es decir, que aprendan de ella. Para ello, experimentan el mundo natural y descubren cómo los ecosistemas sostienen la vida y, de paso, aprenden cómo alimentar comunidades sanas y satisfacer las necesidades humanas sin destruir el ambiente.

 El Schumacher College (www.schumachercollege.org.uk), en Devon, Inglaterra, tiene 20 años de ofrecer educación a favor de la vida sustentable a estudiantes de todo el mundo. Cuenta con un grupo de científicos, filósofos, diseñadores y activistas para ofrecer una gran diversidad de cursos cortos de una a cuatro semanas. Pero el Colegio destaca, sobre todo, por sus cursos de posgrado en Ciencia Holista, Producción de Alimentos, Economía para la Transición y Diseño Ecológico. Su filosofía está inspirada en el pensamiento y obra de Fritz Schumacher (autor del libro Lo pequeño es hermoso), así como en las aportaciones científicas de James Lovelock, Lynn Margulis y Stephan Harding impulsores de la Teoría Gaia: nuestro planeta constituye un sistema complejo que se auto-organiza. Por otra parte, allí se practica lo que se predica: sus estudiantes participan en diversas actividades, desde hacer meditación en las mañanas, hasta cuidar los jardines y hortalizas, y cocinar deliciosas recetas vegetarianas.

 También podemos mencionar una de las más extraordinarias iniciativas a favor de una educación para la sustentabilidad: la Escuela Verde (Green School), en Bali, Indonesia (www.greenschool.org). Fundada por el canadiense John Hardy, la Escuela recibe a niños y jóvenes de todo el mundo y es atendida por profesores tanto de planta como visitantes de una gran diversidad de culturas y países. El curriculum desafía a sus estudiantes física, intelectual, emocional y espiritualmente, y su misión es formar una generación de ciudadanos globales que tengan los conocimientos y habilidades necesarios para promover estilos de vida sustentables. Sus espacios educativos construidos con bambú muestran una extraordinaria simbiosis entre el diseño moderno y las técnicas tradicionales. El campus, de 8 hectáreas, está completamente alimentado por energía solar. Hardy, su fundador, dice que no se parece a una escuela, pues no tiene paredes y el maestro escribe en un pizarrón de bambú. Agrega: “La Escuela Verde es un lugar para pioneros locales y globales. Es como un micro-cosmos en un mundo globalizado.»

Green School: paneles solares que proveen de energía a la escuela.
Green School: paneles solares que proveen de energía a la escuela.
Green School en Bali: el Vortex, un ingenioso sistema que consiste en un torbellino de agua.
Green School en Bali: el Vortex, un ingenioso sistema que consiste en un torbellino de agua para generar energía eléctrica.

Coda

Con este breve texto quise atraer la atención hacia una fuente inagotable de inspiración y conocimientos para la educación: la naturaleza. La educación, en todos los niveles, podría beneficiarse de innovadores procesos de enseñanza y aprendizaje en los que, además de aprender matemáticas, escritura, historia, geografía y física, niños, jóvenes y adultos aprenderían a cuidar y regenerar su entorno natural. Quizá lo más importante de esta nueva educación es que nos puede proveer una idea renovada del hombre como especie y de la civilización humana: nuestra integridad depende de la integridad de todo lo demás que nos rodea en este planeta.

Green School de Bali: teatro de sombras.
Green School de Bali: teatro de sombras.

Nota: las fotografías que acompañan este artículo son utilizadas con el amable permiso de Green School Bali, por medio de su Jefe de Comunicación, Ben Macrory.

2 respuestas a «Naturaleza, innovación y otra universidad»

  1. ARTURO, Que interesante todo lo que nos comentas. Cuéntame: sabes como se podría participar en esta escuela en Bali? A traves de alguna otra institución? Inscripciones donde? No para mi desde luego, perp podría interesarle a una persona.

    Gracias…….

    ANA

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