
Después de una intensa actividad en el Schumacher College, aprovecho el fin de semana para conocer Totnes. Emprendemos el camino por uno de los varios senderos que hay en esta zona. La caminata es muy agradable, en medio de exhuberante vegetación y con varios encuentros con el río Dart. Me acompañan en el trayecto Sissel (física noruega), Mavi (jefa de logística de una empresa española) y Eszter (ambientalista húngara). Los 45 minutos pasan volando.

Totnes es una pequeña ciudad de orígenes míticos que se remontan al año 907 (cosa que no me consta). Está situada al sur de la región de Devon, una de las más bellas del suroeste de Inglaterra. Con una población menor a los 10 mil habitantes, hoy es una de las localidades que más atención han atraído en el mundo. En ella se inició uno de los movimientos de desarrollo sostenible más interesantes: Transition Towns (ciudades en transición).
Por cierto, Totnes es la primera localidad en la Gran Bretaña en acuñar su propia moneda, y que sirve de medio para apoyar esta iniciativa de transformación.
El viaje me da la oportunidad de entrar a varias tiendas, sobre todo aquellas que venden productos de la región. No puedo resistirme a comprar diversos tipos de rocas y cristales. Estoy fascinado con una piedra que muestra un trilobite, una criatura del periodo Cámbrico, de hace unos 540 millones de años. Me lo llevo.

Sobre una deliciosa comida en un bistro de la localidad, pienso en cuánto nos falta para pasar de lo académico e intelectual a la práctica comunitaria, para dar ese viraje que transforme radicalmente nuestra cultura consumista, sustentada en una economía intrínsecamente depredadora… Pero mejor pienso en mi trilobite. ¿Dónde habitará en casa?