Lynn Margulis (1938- 2011)

La científica estadounidense Lynn Margulis, conocida por sus trabajos sobre el origen y evolución de las células, y considerada una autoridad en biología evolutiva, acaba de fallecer a los 73 años en su domicilio en Amherst (Massachusetts). En particular, fue conocida por su teoría de la simbiogénesis, que desafió las teorías neodarwinistas con el argumento de que las variaciones heredadas no se deben a mutaciones al azar, sino a la interacción entre los organismos a largo plazo. Según ella, el origen de las primeras células con núcleo se dio a partir de la fusión de bacterias primitivas hace miles de millones de años.

Lynn Margulis

Margulis, doctora honoris causa por diversas universidades del mundo, entre ellas la UNAM y la Universidad Autónoma de Madrid y galardonada con la Medalla Nacional de Ciencia de los Estados Unidos en 1999, fue además una de las impulsoras, junto al británico James Lovelock, de la «Teoría Gaia». Según la hipótesis planteada en esta teoría, el medio ambiente ha cambiado debido al comportamiento de los seres vivos que lo habitan y a su interacción con el entorno, mientras que otras teorías hablan de adaptación de los organismos a un ambiente determinado.

Su obra ofreció una visión nueva de la microbiología y ha ayudado a posicionar la figura de la especie humana en armonía con el resto de la naturaleza, microorganismos incluidos. Lynn Margulis ha publicado numerosos artículos y libros. Su texto Simbiosis en la evolución de la célula (1981) es considerado un clásico de la Biología del siglo XX. Entre sus otras obras destacan Microcosmos, cuatro billones de años de evolución microbiológica (1986); El jardín del gozo microbiológico (1988); ¿Qué es la vida? (1995); ¿Qué es el sexo? (1998); Planeta simbiótico: Una nueva perspectiva sobre la evolución (1998); Peces luminosos. Historias de amor y ciencia (2001); y Una revolución en la evolución (2002).

Margulis estuvo casada con el astrónomo Carl Sagan, un científico y divulgador de la ciencia que saltó a la fama mundial con su programa de televisión «Cosmos», fallecido en 1996, y era madre del ensayista y poeta Dorion Sagan, quien colaboró con ella en diversas publicaciones. Es una gran pérdida no sólo para ciencia sino para todo el planeta… para todas las especies.

Imágenes del Jazz

En esta ocasión quiero compartir algunas fotos que tomé en un festival de jazz que acaba de concluir (Jazzuv) y que cada vez adquiere más relieve internacional. Tuve la oportunidad de escuchar a músicos muy talentosos, algunos con gran experiencia y otros muy jóvenes. Todas las fotografías fueron tomadas con una Nikon D7000 y con un lente de 18 – 105 mm. Debido a la iluminación de los foros, tuve que subir el ISO a 1250. Nada que temer, creo. Como podrán ver, no pude resistirme a jugar/experimentar un poco con algunas imágenes.

Osmani Paredes

Osmani Paredes es pianista, compositor y arreglista, cuyo estilo funde el jazz con su herencia rítimica afro-cubana. Utiliza, además, una técnica que proviene de sus años de educación musical clásica. Nació en Santa Clara, Cuba, y asistía a la Escuela de Música de la Habana, mientras participaba en la Orquesta América de Enrique Jorrín. Actualmente reside en Nueva York, donde tiene su propio grupo. También se dedica a dar cursos y seminarios en diferentes partes del mundo.

Ray Drummond

Ray Drummond nació en Brookline, Massachusetts, en 1946. Es contrabajista, compositor, director de banda, arreglista, productor y educador. Asistió a 14 escuelas alrededor del mundo, lo que enriqueció su bagaje cultural y musical. Su viaje musical lo inició a la edad de ocho años, primero con la trompeta y después con el corno francés. Más tarde se volvió un apasionado del jazz y fue a los 14 años cuando se dedicó al contrabajo de tiempo completo.

Jeff «Tain» Watts

Jeff «Tain» Watts, nacido en Pittsburgh, es hoy uno de los bateristas más solicitados del mundo. Su habilidad técnica, desenvoltura y naturalidad hacen que los más complejos solos parezcan como un sencillo juego. Se inició como percusionista clásico en la escuela Duquesne de su ciudad natal, donde se desempeñó principalmente como ejecutante de los timbales. Hizo sus estudios de jazz en la Escuela de Música de Berklee, junto con músicos talentosos, como Winton Marsalis.

Edgar Dorantes, Ray Drummond y Francesco Cafiso en el sax

Francesco Cafisso nació en 1989 y a sus 22 años es considerado ya como uno de los talentos más precoces del jazz en el mundo. Ha recorrido muchos países tocando con Winton Marsalis y ha alternado con músicos de la talla de Hank Jones, Dave Brubeck, Ray Drummond y Joe Lovano, entre muchos otros. La Fundación de Jazz de Umbría, de su país natal, Italia, lo ha nombrado embajador de la música de jazz italiana en el mundo.

Jazzistas al borde de un hoyo negro

Después de leer algunas biografías de jazzistas importantes, uno comienza a darse cuenta de cómo muchos de ellos comenzaron estudiando música clásica y después migraron hacia el jazz. Uno se puede preguntar qué tanta distancia hay entre el jazz y la música clásica, cuáles son sus puntos de contacto y cuáles sus cualidades más distantes. Sobre todo cuando hay quienes ven en estos géneros dos polos opuestos: desde sus orígenes sociales hasta su grado de libertad para expresar las notas en el momento. Pero quizá lo más importante es que siempre ha existido este vínculo y que ha enriquecido a ambas partes.

Capicúa – aúcipaC

La palabra capicúa se refiere a un número palindromo, o simétrico, que se lee igual de izquierda a derecha que de izquierda a derecha. Así, el número 345543 es un número capicúa. El curioso nombre proviene de las palabras en catalán cap (cabeza) + i (y) + cua (cola). Este tipo de detalles llaman mucho la atención a algunas personas y hay quienes les ven algún tipo de mensaje cifrado que viene de las profundidades de yo-no-sé-dónde. ¿Por qué al diablo se le designa con el número 666, y no con el 667 0 el 566?

En particular, las fechas son motivo de sesudos (es un decir) análisis por quienes creen en la numerología y las pistas que ésta ofrece para anunciar sucesos catastróficos (¿por qué nunca son venturosos?). Pero, ¿cómo ha surgido aquí este inquietante tema? Mientras pensaba en algo sobre qué escribir en este blog (mientras tarareaba una canción de moda de la década de los 60), me vino como relámpago la conciencia que hoy es el 11 de noviembre de 2011 y son casi las 11 horas con 11 minutos: el 11 del 11 del 11 a las 11 con 11. Algún tipo de alineación cósmica va a suceder en unos cuantos segundos. De esas que solamente pasan cada 350 mil años (aplican restricciones).

Por si las dudas, apenas acabe de escribir estas líneas me voy a tirar al suelo para adoptar mi posición combinada de flor de loto con cruz gamada y doble canguro australiano. Hasta ahora nunca me ha fallado. Después, me iré a comprar un billete de lotería. Uno nunca sabe.

Nota: agradezco a Susana C. R. su asesoría numerológica.

Las cascadas de Texolo y la comida de Xico

El pasado domingo enfilamos rumbo a las cascadas de Texolo, situadas a tres kilómetros de la localidad de Xico (estado de Veracruz). Se llega por un camino empedrado, rodeado (todavía) por una exuberante vegetación, donde predominan los cafetales y las plantas de plátano. Pudimos apreciar que han aparecido un buen número (nótese la exactitud del dato) de restaurantes y de posadas en el trayecto. La misión era tomar algunas fotos en un lugar que tenía por lo menos tres años que no visitábamos.

Después de un par de horas, después de caminar por veredas, miradores, despeñaderos y puentes, el hambre nos advirtió que ya era hora de suspender la sesión fotográfica. Emprendimos el regreso a Xico, donde constatamos lo que ya sabíamos: la variedad y exquisitez de la comida de esta región. Después de una pausada degustación (cursi eufemismo para encubrir un tremendo atracón), decidimos visitar la parroquia de Xico. Debo advertir que para entonces eran casi las siete de la noche.

Una de las corrientes que alimentan a las cascadas.

Lo primero que nos llamó la atención fue la iluminación de la iglesia: un conjunto de reflectores programados que iluminan su fachada en una insólita sucesión cromática. Así que durante un minuto es lila, el siguiente es rosa mexicano… amarillo, verde, azul… Extraña y hermosa visión al mismo tiempo. Más fotos (con tripié, por supuesto, y largas exposiciones).

La Parroquia de Xico.

El remozado parque de Xico (que se funde con el atrio de la iglesia) se veía muy animado: gente, puestos con comida, más gente, más puestos con comida, niños jugando (que son parte de la gente), músicos. Un locutor anunciaba que pronto iba a dar comienzo el baile: «esta es la primera llamada, primera llamada». Un original toque teatral. Y entre anuncio y anuncio el sistema de sonido reproducía un disco de… ¡Ray Conniff! Un fondo musical improbable en una localidad pequeña de tradiciones vivas y ancestrales.

Regresamos a casa, después de una parada técnica en un café de Xalapa, para tomar un «lechero» acompañado de unas «banderillas». La combinación perfecta para terminar un día de paisajes extraños, bellos e inesperados.

Un mentor portátil

Me gusta escribir. Pero eso no quiere decir necesariamente que lo haga bien. Sé que es un arte cuyo aprendizaje nunca termina, y que la única manera de mejorar en él es escribir, escribir y escribir (no necesariamente en ese orden) todos los días. Y leer, leer y leer (idem). El placer de la escritura aumenta cuando logramos, de vez en vez, una buena oración, una página interesante, un texto que alguien lee con gusto. Pero uno sabe que hay que trabajar mucho y duro, oración a oración, para avanzar.

Creo ser un buen lector, y la única pista de ello es que me gusta y apasiona leer. Leo una razonable cantidad de libros al año (acabo de escribir esta oración y no sé lo que quise decir con «razonable cantidad»), pero no estoy interesado en los números ni en las estadísticas. Un problema, si es que se puede calificar así, es que entre más me gusta un texto, más tiempo me toma: leo, subrayo, hago notas, releo, nuevas notas, garabateo esquemas, relaciono temas, me hago preguntas, me conecto con el cosmos.

Debo confesar que de 20 libros que leo, apenas uno es de literatura y poesía. Los demás se sitúan en las ciencias naturales y sociales (evolución, complejidad, globalización, educación, medio ambiente, filosofía, tecnología y prácticas sustentables, etc.) y artes ( principalmente fotografía y música). Hay un vacío allí. Estoy conciente del desbalance y de que debo hacer algo al respecto. Pero también es pertinente decir que hay científicos, filósofos y artistas que son excelentes escritores. No sólo eso. En muchos campos, la ciencia cada vez se aproxima más a las artes narrativas y a la poesía. Los extremos (si es que en verdad lo son) se tocan.

Con la idea de mejorar mi escritura y de encontrar «mi propia voz», compro de vez en cuando algún libro que creo que me va a ayudar a desarrollar algunas estrategias de escritura. Es así como hace un par de días me llegó un paquete de Amazon (librería realmente extraordinaria que hace que valga la pena Internet) con tres libros. Uno de ellos es El mentor portátil del escritor, de Priscilla Long (2010, Wallingford Press). Es un libro para escritores más o menos avanzados, lo cual me hará trabajar mucho más de lo que creía. No pain, no gain. Apenas he leído la introducción y he saltado de una página a otra y ya me atrapó. Los temas se ven fascinantes y los ejercicios desafiantes, válgase la terrible cacofonía.

Entre los muchos temas que veo, he aquí algunos: escribir a diario, las palabras como notas musicales, efectos de sonido, haga una trampa para atrapar palabras, viendo el color, observar el Aqui y Ahora, observando personas, gestos y voces, la artesanía de la oración, el arte del párrafo… ¿No es para atraer la atencion con semejantes contenidos? Abro al azar el libro y leo lo siguiente: «Las palabras concretas son palabras que pueden ser percibidas a través de los sentidos: los ojos, la nariz, la piel, la lengua, los oídos» (p. 25). No se diga más, con el permiso de ustedes, me voy a leer.

Referencia:

Long, Priscilla. (2010). The Writer’s Portable Mentor. A guide to Art, Craft, and the Writing Life. Seattle: Wallingford Press. 250 páginas.

Fritz Schumacher… o lo pequeño es hermoso

En un tiempo en el que la economía de mercado ha fallado tan espectacularmente (y lo seguirá haciendo cada vez de manera más catastrófica si insistimos en andar el mismo camino), es esencial que releamos los trabajos de grandes pensadores como Fritz Schumacher. Me parece absurdo que en las bibliotecas y en las bibliografías de las escuelas de Economía no estén sus libros y que los estudiantes no tengan la menor idea de quién fue este economista alemán/inglés, uno de los pensadores más lúcidos de nuestros tiempos.

Fritz Schumacher

Este año se celebra el centenario del nacimiento de E. F. (Fritz) Schumacher (1911-1977), quien en su tiempo fue visto como «el profeta que se mantuvo contra la marea». Fue pionero de muchas ideas que muchos creen que fueron inventadas apenas en años recientes: la conciencia ambiental, el desarrollo sostenible, la organización de la economía a escala humana y la tecnología intermedia, amigable con el entorno y las personas.

Schumacher fue un economista y filósofo que saltó a la fama, sin proponérselo, en 1973, con la publicación de su libro Lo pequeño es hermoso: un estudio de la economía como si la gente importara. Es considerado hoy como uno de los 100 libros más influyentes después de la Segunda Guerra Mundial. Desde una filosofía budista, criticó las bases del pensamiento sobre el desarrollo. Cuestionó la obsesión por el Producto Interno Bruto y la lógica de la búsqueda continua del crecimiento, sobre todo en un mundo de recursos finitos. Apoyó la descentralización de las estructuras políticas y económicas a favor de la responsabilidad y la iniciativa a escala local.

Abro su libro Guía para los perplejos. En el primer apartado, «Sobre los mapas filosóficos», leo lo siguiente:

Se me ocurrió pensar entonces que no era la primera vez en mi vida que me daban un mapa en el que no aparecían muchas cosas que tenía ante mis ojos. Durante los años que pasé en la escuela y en la universidad me habían dado mapas de la vida y del conocimiento en los que a duras penas podía hallarse rastro de muchas cosas de las que más me interesaban y me parecían de la mayor importancia para orientarme en la vida. Durante años mi perplejidad fue total, y no vinieron intérpretes en mi ayuda. Así permanecí hasta que dejé de dudar de la cordura de mis percepciones y comencé, por el contrario, a dudar de la veracidad de los mapas

Biblioteca mínima de Fritz Schumacher:

Schumacher, E. F. (1981). Guía para los perplejos. Madrid: Editorial Debate.

Schumacher, E. F. (1980). El buen trabajo. Madrid: Editorial Debate.

Schumacher, E. F. (1974). Small is beautiful. A study of economics as
if people mattered
. Londres: Abacus.

Barenboim y dialógica musical

Esto es muy interesante. La dialógica en la música. Edgar Morin nos define el principio dialógico de la siguiente manera: dos principios o nociones que deben excluirse mutuamente, pero que son indisociables en una misma realidad (Morin, 2000). Ahora veamos lo que dice Daniel Barenboim (Buenos Aires, 1942) sobre su relación con las partituras:

El trabajo de estudio no termina nunca. Hay obras que las toco desde hace 60 años y las conozco de memoria. Pero nunca viajo sin la partitura porque al leerla siempre descubro algo nuevo. Pero cuando te sientas a tocar tiene que ser como si lo estuvieras inventando en ese momento. El que no tiene esa capacidad y revela en su manera de interpretar cómo estudió la obra, aburre. Y quien no hizo el trabajo previo, aunque parezca que improvisa, pierde la conexión. Lo interesante y magnífico de la música es hacer algo y lo contrario al mismo tiempo.

Morin, Edgar. (2000). La mente bien ordenada. Repensar la reforma. Reformar el pensamiento. Barcelona: Editorial Seix Barral. Pág. 126.

Rendezvous en París XIV (Au Renoir!… perdón… Au Revoir!)

Con esta entrada termino la serie “Rendezvous en París”. Han quedado fuera, por supuesto, muchos lugares, fotografías, anécdotas, comentarios. Pero mi propósito nunca fue dar cuenta pormenorizada de mis últimas andanzas en esa increíble ciudad. Más bien he querido picar la curiosidad, motivar el interés por conocerla, sea por medio de libros y películas, o de una visita en vivo y a todo color. Tiendo a pensar que París no es sólo de los parisinos y de los franceses (habría que preguntarle también a Sarcozy), sino de todos: allí se encuentran claves, testimonios, vivencias, gérmenes, corrientes, movimientos artísticos, sociales, filosóficos, científicos, religiosos, que han alimentado a la cultura occidental, que han nutrido nuestras sociedades. No nos es tan ajena como puede pensarse.

Los dejo, por ahora, con varias fotografías, un poco sin orden, sino como las voy sacando de mis archivos. Espero que las disfruten, pero sobre todo que les abran la perspectiva de visitar París en el futuro cercano. «Aikir», como diría nuestro buen Germán Dehesa. Después de esa primera visita, ya podemos decir, como Humphrey Bogart le dijo al oído a la deliciosa Ingrid Bergman en Casablanca: «Siempre tendremos París».

Vista desde La Madeleine
Museo del Louvre
Museo D’Orsay, antigua estación de tren.
Dibujante en la acera
Fuente en el Centro Pompidou.
Pirámide invertida en el Museo del Louvre.
Basílica del Sacre Coeur.

Rendezvous en París XIII (The River: una instalación asombrosa)

Encargado por el Musée du Quai Branly, The River (El Río) es una instalación del artista escocés Charles Sandison. Es una invitación al visitante a sumergirse en un flujo de palabras en movimiento a diferentes velocidades, simulando arroyos que alimentan a un gran río. Esto se logra con la sincronización de diversos proyectores dirigidos por una computadora. En lugar de agua lo que fluye son 16 mil 597 palabras que constituyen los nombres de las personas y lugares que conforman las colecciones del museo.

Cartel de la instalación en el Museo Quai Branly

El río es alimentado por el discurso que resulta de la combinación de software y los ciclos hidrológicos, mezclando técnicas de simulación para la creación de vida artificial y para demostrar las leyes de la física. El agua representa la riqueza de las culturas como el flujo de palabras en el tiempo y el espacio. Se puede apreciar la diversidad humana al ver la diversidad de lenguajes que aparecen en su superficie. En este medio ambiente, el visitante puede imaginar las relaciones, ser cautivado por los movimientos de cambio de estos signos, juntarlos, interpretar el sueño.

Puede dar click al mini-video que tomé en el Museo. No olvide reproducirlo en alta definición (oprimir botón que dice «HD») y a pantalla completa.

La obra de Charles Sandison, hoy residente de Finlandia, puede apreciarse en su página en Internet: www.sandison.fi

Rendezvous en París XII (breve intermedio: Midnight in Paris)

Woody Allen dirigiendo Midnight in Paris.

De nuevo el genio de Woody Allen. Anoche fui a ver su película Medianoche en París (Midnight in Paris), una ingeniosísima comedia que se desarrolla en esta ciudad, con un reparto alucinante y con un relato de pura fantasía… bueno, en parte.

Midnight in Paris

No, no voy a comentar nada acerca de la historia. Basta decir que es un viaje en el tiempo donde los actores reviven a personajes del pasado en una inteligente y divertida trama. ¿Habían soñado con ver juntos alguna vez a Carla Bruni (la esposa del presidente de Francia y co-princesa de Andorra), Cathy Bates, Adrien Brody, Marion Cotillard (bella, extraordinaria) y Owen Wilson?

Nota: Las fotos son del sitio oficial de la película, en español: www.midnightinparislapelicula.com (Si no la ha visto aún, absténgase de visitar esta página).