La palabra no es muy atractiva que digamos, pero recientemente ha cobrado inusitada fuerza en los medios de comunicación. Se trata de un neologismo acuñado por Alex Heigh, un joven australiano de 23 años de edad. Pero, ¿qué significa? Es un verbo que combina dos palabras en inglés: phone (teléfono) y snub (desairar, desdeñar, rechazar). Desdeñar por medio del teléfono. Su equivalente en español se oiría incluso peor, algo como «celdeñar» o «teledeñar». Así que mejor dejamos el término en inglés.
En la página stopphubbing, del propio Heigh, se nos brinda la definición formal de phubbing: Acto de desdeñar a alguien en una situación social, mirando el celular en lugar de prestarle atención. ¿Suena conocida esta práctica? Por supuesto: la vemos y experimentamos a diario en cafés, restaurantes, parques, cines, calles, salones de clase, campus universitarios, etc. El problema ha alcanzado tales proporciones (se dice que el 87% de los jóvenes prefiere comunicarse por texto –texting– que cara-a-cara) que ya existe un movimiento internacional para parar estas prácticas poco sensibles y abiertamente groseras.
«Si el phubbing fuera una plaga, ya habría diezmado a 6 Chinas juntas», se nos dice en la página de Heigh. La mayoría de los phubbers utiliza su celular, mientras están con otras personas, para: actualizar su red social (quizá para decir, paradójicamente, que están en esos momentos con… ¡un amigo!); escribirle a alguien que es mucho mejor que tú; comprar música o, mejor aún, pirateándola; buscar el significado de «conversar» en Google; jugar juegos en línea; tener «relaciones sexuales» mediante texto (sexting); reírse (lol*) de un chiste que no es tuyo; etc.
(*) lol = laughling out loud = reírse a carcajadas.
La página stopphubbing alienta a hacer algo para detener al creciente número de phubbers, desde el envío de una carta al perpetrador o perpetradora, hasta la colocación de posters en bares, cafés y restaurantes. Incluso un conocida compañía de refrescos ha ofrecido una solución: un dispositivo alrededor del cuello que impide mirar el celular, pero no a la persona que está junto a nosotros.
Si usted ha sido víctima de los phubbers, seguro ha pensado alguna vez cómo pararlos ahí mismo, en el acto. Yo también. ¿Qué tal tirar al suelo su celular y aplastarlo con los pies? ¿Una cachetada… con el puño cerrado? ¿Arrebatarles el celular para ver qué están haciendo? Las posibilidades son casi infinitas y todas ellas divertidas (para nosotros, por supuesto). Habrá que comenzar a practicar desde hoy.
Muy cierto Arturo, realmente es una «epidemia» que afecta la buena plática, las relaciones entre padres/hijos, amigos, compañeros de trabajo, etc……. y para colmo nuestros idiomas. Remedios, quien sabe? y es tan difícil concientizar a las personas, porque este «mal» aqueja a todos sin importar condiciones,socio económicas, edad, sexo,etc…
ANA