
Cuando se trata de recuerdos, de nostalgia de años idos, la musica de fondo es casi inevitable. Cada quien tiene sus canciones, compositores, bandas, sinfónicas, directores, intérpretes favoritos. Yo tuve la suerte de vivir la explosión cámbrica-musical de los años 60. Toda una revolución alrededor del jazz, el rock y la bossa nova. Lo mismo escúchábamos a Dave Brubeck (¿recuerdan su histórica «Take Five»?), al Ramsey Lewis Trio («The In Crowd» era imprescindible) y Ray Charles («What I’d Say»), que a Antonio Carlos Jobim («La chica de Ipanema», «Desafinado») o Joao Gilberto o Vinicius de Moraes (muchos de sus poemas se convirtieron en letras de canciones).

El rock vivía entonces una diversificación e innovación extraordinarias. Ahí estaban The Rolling Stones, Cream (con Eric Clapton a la cabeza), Bob Dylan, The Mamas and The Papas (nadie olvida a Mama Cass), Simon & Garfunkel, Janis Joplin, Jimmy Hendrix y The Doors, entre una innumerable cantidad de músicos extraordinarios. The Beatles nos sorprendieron por su rápida evolución en unos cuantos años. Recuerdo que cuando escuché por primera vez su album Sargent Peppers’s Lonely Heart Club Band, creí que ya habían perdido el rumbo completamente. Me tomó varios días asimilar lo que estaba escuchando. Fueron ellos quienes ayudaron a romper las barreras musicales, acercándonos por igual a la música clásica que a las ragas indias o la llamada música psicodélica.
George Harrison se interesó no sólo en las filosofías de la India, sino también en su música. Fue así que decidió aprender a tocar el sitar con el músico más destacado de entonces: Ravi Shankar. Pasó tres meses con él y si bien no llegó a dominar el instrumento (cosa que le habría tomado la vida entera), le llevó a crear nuevas texturas dentro del mundo del rock. Ahí está como muestra la increíble «Within you without you», que grabó con su sitar y un grupo de músicos occidentales e indios.
Mucho después de la disolución de The Beatles, Harrison fue en 1988 a Estados Unidos para grabar una canción de lo que sería el lado «B» de un disco sencillo para promover su LP Cloud Nine. Tenía a la mano una canción que aún no tenía título. Decidió entonces invitar a sus amigos Roy Orbison (si han escuchado «Pretty Woman», saben de quién estoy hablando) y Tom Petty (The Heartbreakers) a grabarla. Harrison pensó que sería buena idea invitar también a su amigo Bob Dylan y realizar la grabación en su propiedad, «The Farm». También participó en esta grabación Jeff Lynne, músico ex-integrante de la Electric Light Orchestra.

Una caja de cartón con la leyenda «Handle with care» («manejar con cuidado»), a la entrada de la casa de Dylan, dio a Harrison la idea para el título de la canción. Una vez que todos escucharon el resultado, George sabía que no podía ser simplemente el lado «B» de un disco sencillo. Fue cuando de manera espontánea se formó el grupo: The Traveling Wilburys. Años más tarde, Harrison diría que si se hubiera planeado la formación de la banda, habría sido simplemente imposible: «tuvo que haber sido la luna llena o algo parecido».
En su corta vida, sólo grabaron tres álbumes: simplemente The Traveling Wilburys I, II, y III. Oro de 24 kilates. Durante muchos años estuvieron agotados y era imposible conseguirlos a menos que se estuviera dispuesto a pagar un precio muy alto . Se habían convertido en material para coleccionistas. Hoy se han vuelto a editar esos tres discos de un grupo extraordinario y compuesto por cinco talentos. Es música llena de humor, frescura y craftsmanship. Se puede advertir cómo se divirtían en cada canción. Me da la impresión que nunca se lo tomaron en serio, excepto por el puritito gusto de reunirse como amigos.
Con la muerte primero de Roy Orbison (sólo alcanzó a participar en un disco) y después de George Harrison, sabemos que yo no habrá más Wilburys viajeros. Por cierto, ninguno de ellos aparecía con su nombre sino con pseudónimos que los convertía en los hermanos Wilbury. Les recomiendo ver el video de «Handle with care» para que se regocijen con esas improbables imágenes de ver juntos a Roy Orbison, Bob Dylan y George Harrison.