«Tiene 3 minutos»

Ay, los rituales académicos. Hace unos días me apunté a un foro sobre educación, transdisciplina y desarrollo local y regional. Sonaba bien. Envié mi ponencia a tiempo. Me hiceron saber reiteradamente que dispondría de 15 minutos para hacer mi presentación. Un poco apretado el tiempo para poder expresar algo de manera coherente y clara, sobre todo sobre un tema lleno de malabarismos teóricos y conceptuales: educación coevolutiva.

Desde hace un poco más de un año he venido realizando una investigación sobre ese tema. Todo indica que soy el primero en hacerlo (sí, hice una búsqueda con Google).  No es la primera vez que expongo sobre esta propuesta educativa. Cuando lo hago, suelo tomarme al menos una hora (me he tomado hasta cinco).  Así que hacer una exposición de 15 minutos cuando se va a hablar sobre cosas tan extrañas como autopoiesis, teoría Gaia, trama biocognitiva y entropía, es todo un desafío.

El evento ya llevaba una hora y media de retraso respecto al programa (la conferencia inaugural se había tomado más del doble del tiempo anunciado). Llegado mi turno, nadie me lo advirtió. Comencé a soltar mi rollo y, habiendo pasado 7 (miserables) minutos me pasan una tarjetita que dice «Tiene 3 minutos». Así que tuve que utilizar el conocido recurso de leer un párrafo sí y un párrafo no.  Adiós coherencia. Adiós claridad. Adiós Premio Nobel.

Pero es lo que suele suceder en estos rituales académicos. Lo que importa es cumplir con el programa. No importa cómo. Por eso no avanzamos en los temas que son importantes. ¿Dónde están las posibilidades de diálogo, de debate, de intercambio de saberes? Esto lo he platicado mucho con Luis Porter (experto saboteador de formalidades). Nosotros proponemos encuentros «unplugged». Donde no haya cronómetros, power points, micrófonos, discursos ni lecturas de largos curriculums vitaes (nótese mi habilidad para manejar el plural en latín). Sino donde prevalezca la lentitud y atención que requiere cualquier tema que merezca el adjetivo de «académico».

Pero no todos los eventos son así. Ahora mismo estoy en el aeropuerto de El Lencero esperando mi avión que me llevará al DF. De ahí me traslado en autobús a Toluca. Me han invitado a participar en un encuentro internacional sobre gastronomía y turismo (sí, leyeron bien). La institución convocante es la Universidad Autónoma del Estado de México. Participo en un panel donde se va a debatir sobre complejidad, transdisciplina y universidad. Contamos con hora y media para explorar este interesante tema. Eso es lo que dice el programa. Promete. Ya reportaré qué pasó. No le abran a nadie.